UN PENSAMIENTO PERDIDO ENTRE MUCHOS OTROS...



Lo más hermoso del mundo es querer sin tener, sin poseer, sin obligar, sin atar... Pero me temo que estamos en un mundo humano y a veces demasiado inhumano y poseer está dentro del concepto humano del querer y porque así lo quieren los seres humanos y además, porque es más cómodo: yo quiero y lo tengo a mi lado, por tanto, lo poseo y le pongo grilletes. Claro que esto se hace mutuamente y yo te pongo grilletes y tú me los pones a mí y hasta que la muerte nos separe y amén. Pues menudo tinglado nos hemos montado, que penoso, que triste, que patético y porque además, si todo esto lo aderezas con unas cuantas dosis de celos estúpidos, pues ya somos el colmo del ridículo. Los celos son carcomas del alma, son pirañas que nos destruyen por dentro y son la máxima estupidez del que se siente propietario, pero los celos se aceptan como algo natural, porque se dice que forman parte de nuestra humanidad y matar por celos tiene su descuento de condena y maltratar por celos, hasta cierto punto se acepta. Los celos son una patraña que nos hemos inventado y porque un día un tío importante ( y digo y recalco: un tío importante) sintió celos y sacó la conclusión, de que los celos van dentro del concepto del querer, van en el mismo kit o en el mismo paquete que algunos nos quieren vender.
Y los celos no saben de izquierdas y de derechas, los celos son aceptados por ambos lados y unos, los de derechas, los usan con todo su descaro y los de izquierdas, los esconden debajo de su mesa camilla, porque en el fondo no se trata de cambiar ese concepto si no y más bien, de disimularlo. La izquierda siempre aceptó los celos, porque sus dirigentes fueron de la rama de la mujer con la pata quebrada y mientras yo y como hombre que soy me dedico a tirar adoquines y hago grandiosas barricadas. Tú, te quedas con los hijos y haces lo que tienes que hacer en casa, léase, limpiar, cocinar y todo lo que supone el trabajo doméstico. Y si tiene trabajo fuera de casa, pues a esa mujer se le suman ambas tareas.
Acaso ¿hubo algún revolucionario que se planteara mínimamente el tema de la propiedad humana?. Bueno sí, con los esclavos y con los parias sin dientes, pero de ahí no pasaron y es que siempre dieron la espalda al tema conyugal y porque eso les suponía demasiado...¡bufff!... demasiado. Es más fácil hablar de los oprimidos cuando tú estás oprimiendo, es más fácil decir que estás en contra de la propiedad privada cuando en tu casa tienes una persona bajo el manto oscuro de tu propiedad y es más fácil, porque en definitiva somos los hombres los que manejamos el cotarro. Por tanto, los celos entran dentro de un concepto machista de la vida, somos los machos dominadores, somos los reyes de la manada, somos los gallos del gallinero y en realidad somos...somos una mierda patatera que irradia celos.
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