La pasión no es un invento turco o no es una lágrima de un poeta deprimido en uno de sus días peores. Es más que eso, la pasión es sangre, son vísceras, son latidos de corazón acelerados, son golpes secos en el cráneo y por mucho que yo diga, es algo que conocemos por casualidad y porque de vez en cuando nos sacude, pero sobre todo, hay que que reconocer que no tenemos puta idea del tema. La pasión, la traición, los celos, la envidia, son signos primarios y que no por eso, merecen nuestra adoración pero sí, nuestro reconocimiento. En cambio la solidaridad es humana y no es divina y aquí si que hay que demostrar que estamos o no estamos, aquí si que sumamos o restamos y no hay más cambalaches. O sea, ¡o estamos o no estamos! y ahora, nos toca ¡ESTAR!. Y si es con un poco de pasión...mejor nos irá por la vida.

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