De todo lo que vivimos apenas queda un resquicio de nada,
queda un residuo gris ceniza pálido y mohoso,
un recuerdo de un rostro difuminado
y unas risas o lloros que a veces
resuenan dentro del cajón de la mesilla.
A veces, soy capaz de ver tu cuerpo,
lo percibo más que lo siento,
ha perdido carne y se le pudre el hueso
y ha ganado en aire y viento entre sus tegumentos,
ahora mismo, si abriera la ventana
saldría despavorido
y buscando refugio en algún rincón escondido.
De todas formas,
los recuerdos permanecen entre el polvo acumulado
en las teclas de tu ordenador
entre ese polvo que todos los días intentas limpiar...
por lo que al final, es de suponer
que los recuerdos se encuentran adheridos
a los pelos del pincel con el que limpias el teclado.
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