Cada día
me parezco más a mí.
lo piensan mis hijos y mis cuatro amigos
lo piensa mi comité de expertos
y hasta lo piensan mis peores enemigos.
Yo no soy de andar sobre aguas tibias
ni de soñar cosas aparentes y sin que dejen huella,
lo mío se clava y se introduce
como un cuerpo extraño en el ojo...
mis esquirlas de alegría son de plata
y mis miedos, de frío acero.
No sirvo de ejemplo de nada,
soy la antítesis del héroe
y soy tan gallego como africano
y no tengo patria ni bandera ante la que tenga que jurar
en fin,
soy un apátrida
que salta de un lugar a otro
y que monta su circo
en cualquier descampado de cualquier sitio
y por supuesto,
me acoplo donde me den de comer
y donde me dejen vivir en paz.
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