De momento sigue siendo miércoles y día 21 de agosto del año 2.024. Pero ya son las 8 de la tarde y se aproxima el ocaso y la luna llena. Todo es un hermoso paisaje idílico, puesta de sol amarilla, roja, naranja y culminada por un fugaz rayo verde. El mar suave y cariñoso. El cielo de un azul alucinante. La atmósfera sublime y limpia como una patena. Las estrellas esperan en fila india para salir a escena. La tierra sigue dando vueltas sobre su eje. El espacio no puede ocupar más espacio, pues es infinito. La noche nos va a mostrar la profundidad de su belleza. La vida seguirá hacia delante y sobre los escombros nacerán las flores. La guerra, esa asquerosa palabra, va arrastrando de cada vez más muertos. Israel sigue su genocidio y a éste ritmo no va quedar ningún palestino vivo. De perfil se ponen casi todos los estados y porque que importa 40.000 palestinos muertos si yo sigo vivo. No comprendo el poderío de las armas y porque matan y porque matar debería ser una palabra inexistente. En un mundo imperfecto como es el nuestro, no debería existir el hambre y esa inmensa desigualdad social que existe entre continentes o países o pueblos.
Todo se debería vestir de rojo y verde. Rojo, por la sangre que por dentro llevamos. Verde, porque yo amo mis ojos verdes y el verde de los campos y prados y hasta el musgo verde con el que a veces adorno en mis sueños mi cama. Yo, debería ser capaz de cambiar el mundo y eso creía cuando era chico y ahora que soy de roble envejecido, sigo pensando que si no lo cambio yo, lo cambiarán otros que están por venir o que ya están aquí. Somos ciclos vitales que se remontan los unos a los otros. Decían que la música amansa a las fieras y entonces yo debo ser una fiera increíble, pues escucho música que me gusta y me convierto en un ser afable, amable, alegre y sonriente. Me gustaría cantar bajo la lluvia, pero primero, que canto mal no, fatal y tengo el oído en el culo y segundo, que me gusta cantar mal bajo la lluvia y bajo la ducha. Que soy un ser que quiere, pero no por ello, soy un ser amoroso. Odio el empalago de las fotonovelas y toda su historia de amor posesivo y falsamente pasional. Los cuernos no son reales, salvo los de los animales. Cuernos ¿de qué? y ¿a quién le tengo pedir permiso?. Yo si quiero a alguien para que coño quiero los cuernos y los celos.
Yo debería estar en el otro lado del mundo y en cambio, sigo instalado aquí en Menorca. Y puede que al otro lado vaya en la otra vida, en ésta ya no estoy para estar perdido entre mares de guiris y ser parte de esa marabunta que se va comiendo la vida de los que allí siguen viviendo. Yo me declaro ciudadano del mundo, aunque haya un 99% que no lo he conocido de cerca o tocándolo con la punta de mis dedos, pero como me lo figuro y como me gusta y mucho lo que me figuro, insisto en declararme ciudadano del mundo. Mi mundo no es perfecto pero seguro que es mejor que el que tenemos actualmente.
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