Como alguien que respira, uno inhala aire y después, expulsa todos sus demonios. Así debía ser la vida, inspirar lo bueno y expulsar lo malo y por supuesto después, quedarte loco de contento. Pero nada es tan simple y tan sencillo y hasta hay veces en que lo que inspiras lleva más mierda que lo que exhalas y porque gran parte de esa mierda se ha quedado incrustado en tus pulmones, aparte de la gran mierda que hay en el medio ambiente. Mis demonios no son los tuyos y seguramente hay alguno que se parece, pero hablando en general, mis demonios no son los tuyos. Cada uno tiene su propio mundo dentro de su alma y por eso cada uno interpreta las mismas cosas de diferente manera y el bueno, para algunos es el malo y el malo, para otros es el más cojonudo de la tribu. Las guerras son un ejemplo de esto que estoy diciendo y cada bando barre para casa y el enemigo siempre es el culpable de todos sus propios males. En una guerra no hay autocrítica y si la hay van a pasar décadas para que uno de ellos pueda reconocer sus propios fallos. En una guerra hay tiros y muchos muertos, miles o millones de muertos que nunca serán por culpa de haberse montado en una guerra carente de sentido (ninguna guerra tiene sentido) y porque unz guerra necesita tener dos bandos o más, pero que la culpa siempre la tendrá el otro.
Y éstas pocas y pobres líneas tratan de reafimarse en la paz y en el no a la guerra. Y no penséis que me van a dar un pemio pulitzer por ser tan pesado con éste tema y porque la paz nunca está suficientemente apoyada y al final vienen los del desprestigiado premio nobel y se lo dan a un señor de la guerra que un sólo día habló de paz. No se trata de premiar por méritos propios ni de decir verdades como puños y se trata de ser el más mentiroso de la peña y por supuesto, tener buenas relaciones con las élites mundiales. Vamos a ver, en navidades los ricos ven muy bien sentar a un pobre a su mesa, pues lo mismo pasa con los premio nobel y no con todos, pues algunos son más que merecidos, pero unos cuantos no lo son y se lo dan a ese personaje determinado y como un reconocimiento especialmente distinguido hacia su labor por defender los intereses de esa élite mundial. Y de vez en cuando se lo dan a una que verdaderamente se lo merece y para aparentar que son neutros y equitativos.
A mí y como mi mejor premio, me darán por el culo y sin vaselina. Eso si me dan algún premio. Pero por mi parte, yo no reclamo para mí ningún premio (estaría bueno), pero si lo reclamo para algunos otros escritores que se dejaron la piel por el camino. Como decía aquellas frase que ahora mismo no sé quién la dijo: "yo no soy escritor, yo simplemente escribo". Y de momento hasta ahí y justo hasta ahí, es hasta donde puedo reivindicarme.
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