No nos gusta que nos confundan y para que además, te quieran vender la moto. No te vendas como una buena persona cuando en realidad has crecido dentro de tu propia oscuridad y tu objetivo final, es joder a los demás o al prójimo. Hay personas nacidas para matar o que fueron educadas para ello. ¿Uno, nace o se hace?. Y porque no, las dos cosas y naces con tu instinto asesino a flor de piel y eres criado en medio de la matanza de Texas. Yo sé que no nací agresivo, pero por el camino me hicieron ser más agresivo y hasta bien avanzada mi madurez y ya casi tocando mi recién estrenada vejez, no me logré quitarme de encima ese san benito. Y no es que ahora, vaya abrazando árboles (que tampoco pasaría nada por abrazarlos), pero digamos que a mi instinto asesino lo he domesticado o por lo menos he conseguido mantenerlo en segundo plano. Dicen que en la prudencia o cautela es el camino más correcto, aunque si os digo la verdad, yo me aburro un huevo siendo tan cauto y tan previsible. Por eso de vez en cuando sólo me guío por mis instintos más primarios y para dar rienda suelta a la sangre que corre por mis venas. Por eso a veces me cabreo sin sentido o sin un motivo evidente y quién en ese momento me vea se dirá ¿qué coño le pasa a éste tío?. Pues no lo sé muy bien, pero creo que no se le hacen tantas preguntas a quién de repente quiere dar un beso o un abrazo o simplemente regalarte una preciosa sonrisa.
Para lo malo se piden millones de explicaciones y en cambio para lo bueno o bonito, no se te exige nada, bueno sí, que lo que hagas sea consentido por la otra persona. Somos así de injustos y hasta con nosotros mismos y todo mal o peor pensamiento, necesita un análisis exhaustivo y pormenorizado y porque motivo lo has tenido y porque en ese momento y porque no lo hiciste en un día nublado y millones de porqués más te serán exigidos. Con lo sencillo que resultaría decir, pues lo hago porque me apetece o porque me sale de mis partes más íntimas o porque me da la real gana y hasta si le quieres dar un giro copérnico a la cosa, lo hago porque no sabría explicarte porque lo hago.
Sencillamente, somos como somos y es verdad que por el camino nos fuímos puliendo y nos fueron puliendo y aquél buen chico que querías ser de aquellas se acabó convirtiendo en el monstruo que ahora soy. Pero no monstruo de malo y perverso, sino de monstruo de persona grande y puede, que única y sobre todo, no violento. Aunque hay veces que a algunos les haría una operación de estética pero a base de hostias. Ya véis lo que pasa, que el perro que llevo dentro a veces me ladra y tiene necesidad de morder. Pero digamos que compenso y me doy una de cal y otra de arena y después de ese pensamiento tan agresivo me convierto en un ser manso y entrañable.

No hay comentarios:
Publicar un comentario