
Hoy 12 de octubre y es sábado y es festivo y podía ser más cosas, pero hoy me quedo con que es sábado. Sábado, que grandes eran los sábados antiguamente para mí, que locos, que llenos de vana esperanza, que pasión les ponía, que ganas me entraban de comerme el mundo y a pesar de que cada sábado que pasaba me comía una verdadera mierda. Pero yo era un tipo insistente, todo pasón y gloria. Y lo más jodido de todo es que estaba realmente convencido de que poniéndome ciego y borracho como un piojo que estaba en el camino correcto hacia no sé que tipo de liberación. Y ahí es hasta donde llegó la cosa, ideológicamente hablando. Bueno, esa era mi primera intención y a partirde la cuarta copa ya no sé que intenciones tenía, supongo que sería la de mantenerme de pie y para seguir bebiendo como un cosaco. Después y ya de buena mañana cuando llegaba a casa y que no sé como coño había llegado, el tema era muy duro. De nuevo había sido derrotado hacia esa liberación imposible y es más, el tema ideológico se había reducido tanto, que mis últimas horas de borrachera se podían resumir en poder irme a la cama con alguien y dado el nivel de mi alcoholímetro, ya daba igual con quien fuera. Los humanos somos seres que estamos llenos de buenas intenciones, pero si uno busca un nuevo mundo detrás de una botella de alcohol, creo que tendrá todas las de perder. No hay nada nuevo y liberador detrás de una botella de alcohol, hay borrachera ridícula y resaca a raudales.Bueno, esto fue durante un período determinado de mi vida, pero coño para mí era un período de tiempo demasiado importante y lo empleé en hacerme el payaso borracho. ¿Si alguna vez saqué algo productivo? es lo que habría que preguntarse. Y yo diré, que no, que no saqué nada que mereciera la pena y porque lo poco que fuí consiguiendo, digamos en plan amigos y esas cosas, lo había conseguido antes de estar borracho. Vamos, siendo personas que sienten y hablan y de ahí sí que conseguí tener buenos amigos. Me acuerdo de aquellos pensamientos negros y en túnel que tenía cuando volvía todo colocado a casa, más negros imposibles de tener.
Y para que contaros lo del día siguiente, aquella era la miseria humana elevaba a cubo. Resaca, inmenso dolor de cabeza, la dignidad por el suelo, la humillación se acostaba conmigo y el pasar un hermoso día de sol tirado en una mierda de cama. Pero señores y señoras llegaba el siguiente sábado y se repetía exactamente la misma historia y de nuevo empezaba sábado todo lleno de esperanza y entusiasmo y con las mismas ganas o más, de comerme el mundo y el patrón de cada sábado se cumplía a pies juntillas.
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