Mi padre
apenas me decía nada.
Era arena y desierto.
Cuatro palabras bastaban
y cinco, eran demasiadas.
Mi padre murió un día
y no sé si murió de pena
o porque le reventaron las venas.
Mi padre murió en el baño,
dijeron que fulminado por un infarto.
Mi padre llevaba años buscando la muerte
y un día y como si fuera otro día cualquiera,
la muerte le visitó
y le partió su corazón de cristal
en mil pedazos.

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