No debería escuchar tras las puertas cerradas,
ni espiar a través de las ventanas,
que atravesara los deseos y los sentimientos
y que al mismo tiempo
tratara de ponerlos en orden,
un orden primario marcada por los instintos.
En realidad se trata
de mecer los deseos y sentimientos,
y de adornarlos con las más bellas palabras.
No debería escuchar tras las puertas cerradas,
ni espiar a través de las ventanas,
que atravesara los deseos y los sentimientos
y que tratara de ponerlos en orden,
un orden primario marcada por los instintos.
En realidad se trata
de mecer los deseos y sentimientos,
y de adornarlos con las más bellas palabras.

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