Por si el viento me lleva a cuando jugábamos al borde del mar
me preparo para ese viaje y me hago más pequeño
y simplemente me dejo pasear por aquél perro que me arrastraba por la playa
sus orejas eran enormes y su entusiasmo era fantástico.
La bici vieja y oxidada me llevaba por los senderos de la vida
mientras el perro me trasladaba a otra dimensión
era libre y yo lo era con él.
Me dan pena los estados de tanta pena y de tan escasa pasión
prefiero oír tu canción
y de fondo escuchar el rugido del mar.
Tardes y noches
viendo el mar y las estrellas fugaces
mientras tu ternura me daba fuerzas para vivir
y la sombra oscura de tu cuerpo
me escondía de la luna
pero no importaba
la luna seguiría ahí
y tu figura se iría diluyendo con el paso del tiempo
y porque así estaba escrito y antes de que lo supiéramos.
En realidad había cuatro cosas que me importaban por encima de las demás:
tú, mi perro, la luna y mi vieja bici.

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