Que vanidad la mía
por decirte te quiero sin más preámbulos...
debería pedirte primero
si tengo tu permiso para quererte
si te gusta que te quiera de esa manera tan mía
si deseas que te quiera hasta el infinito del universo.
No sé si antes de quererte de esa forma tan nítida
tendría que que andar de rodillas
sobre la piedra mojada por la lluvia
y dándome de latigazos en mi espalda
y hasta que la sangre se deslizara hasta mis pies.

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