Me estoy acercando a esa cifra de número de visitas que tanto ansiaba y anhelaba, 2.500.000 visitas. Y ahora que estoy en 2.490.000 tampoco es que sienta demasiada euforia y es que el ser humano es así y logra su pequeño y mezquino objetivo y aquí no ha pasado nada. Claro que en mi vida yo no esperaba semejante burrada de visitas o de veces que me han leído los unos porque sí, los otros porque alguien les ha dicho que hay un pirado que escribe en su blog poesía raída y oxidada y por fin, porque hay unos pocos que están realmente interesados en lo que escribo y describo. Pero bueno en esta vida tampoco esperaba muchas cosas y que después me fueron viniendo y es que para eso están las sorpresas y están para simplemente sorprenderte y de como ya te quedes, ya depende solamente y exclusivamente, de ti mismo. Sorpresas te da la vida, decía un puñetero refrán que en mis viejos tiempos se decía y que se oía con demasiada frecuencia. Sorpresas te daría yo, me digo muchas veces y después y al final, nunca serán tantas como las que yo esperaba y sentía.
Yo no espero conseguir un mundo perfecto, primero porque ya ni me dará tiempo para poner ni un solo cimiento y segundo y para no ampliar más mi verborrea diarreica, porque ese mundo perfecto nunca dejó de ser una quimera y no existe y no existirá nunca. Pero claro esto último ni se lo digo a mis hijos y porque menuda esperanza de vida les iba a dejar como herencia. Yo lo que puedo decir, es que lo he intentado, a mi manera lo he intentado y hubo veces, que hasta me dejé la piel en ese intento. En otras, no y en esas otras anduve más perdido que un pulpo en un garaje, pero tampoco me quejo de esas veces, pues uno no nace sabido y en la viña del señor en la que nos tocado vivir, de todo se aprende un poco y de lo peor y de lo malo, hay toda una escuela de aprendizaje. Entre la mierda crece la hierba y entre la hierba y la mierda crecen las flores, dijo un filósofo que ahora no recuerdo ni su nombre.
Bueno, vayamos al puto grano y digo puto, porque sé de algunos a los que les molesta que me exprese de esa forma tan soez y tan burda (al decir de ellos). Pero esa es mi forma de ver la vida, ser bruto y poco delicado al principio y para después transformarme en un ser cariñoso y comprensivo. Primero, elimino a groso modo a los pusilánimes que piensan que hablando fino se van ganar a toda la peña y de segunda intención, me quedo con los seres incorrectos, desobedientes por principios, amables con sus compañeros de vida, cariñosos con lo que aman y sensibles con toda la belleza que nos rodea. Y ahí, quedamos pocos, unos pocos y quizá entren otros cuantos más, pero nunca entrarán tantos como nos dicen que hay. Somos una minoría fuerte, sensible y luchadora y además, pasamos de las mayorías que nos quieren oprimir bajo sus garras depredadoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario