Yo no nací para ser esclavo de nadie
ni torturándome... pudieron conmigo
ni poniéndome el cañon de una pistola en la sien
ni arrancándome las uñas de cuajo
consiguieron hacerme sumiso a ellos.
Y si quieres dispárame, le dije varias veces
pero hazlo de una vez
y porque por mucho que me torturéis
nunca saldría de mi boca
que me iba arrodillar ante tí
ni ante nadie
pero los muy cabrones apretaron el gatillo
y lo hicieron varias veces
pero el arma no tenía balas
o para hundirte más en el pánico del miedo
o bueno, a lo mejor tiene una
y puede que sea la siguiente
y aún resuena dentro de mi cabeza
sus risas de torturadores
y ja, ja, já...
y este se ha cagado de miedo
mira su cara, mira sus ojos
y mira como tiembla de miedo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario