MI AMIGO JUANCA

Estos últimos días me encuentro inquieto e incómodo, pues cuando veo a mi amigo el Rey, a mi querido Juanca, todo preocupado por los asuntos de su yerno Urdangarín y la que más demostrable implicación de su hija Cristina y de los variopintos consejeros reales, me preocupa su estado mental. Pues no sé si sabeis, que además de darle al trinqui y sobre todo al cognac Soberano, mi amigo Juanca es un depresivo compulsivo. Es difícil discernir si esa depresión es consecuencia de darle al triqui en demasía o si la depresión le ha arrastrado a la bebida, pero esto no lo saben ni sus psiquiatras de cabecera. Aún encima se suma su artrosis lumbar o sacro lumbar, yo creo que es más esta última, digamos porque está más cerca de su diana y ya se sabe que los esfínteres son flexibles, pero los huesos no lo son. Y su cadera, su pobre y real cadera que le produce la cojera y yo sé porque realmente fué y os lo voya contar. resulta que el Rey tuvo una lesión de ligamentos de la pierna derecha (iba a decir de la pierna del medio) y tuvo que pasar más de un mes encerrado en Palacio y como estaba bajo el severo control de la reina consorte, pues no podía llevar la fauna que a él le apasiona: sus masajistas tailandesas, sus tigres de bengala, su parafernalia de masoca, sus películas de porno duro con Nacho Vidal de prota y sus ositos de peluche, todo ello bien aderezado con abundante licor y unos buenos petardos de costo (regalo del rey de Marruecos, Mohamed VI). Al no tener todo esto, al pobre rey le empeora el carácter, le pone de mala hostia y así, se vuelve a agarrar a la botella y el círculo se completa.
  El pobre Juanca, que ahora ya no puede ir de cacería, ni tampoco de putas, ni siquiera darse un baño en pelotas en las aguas gélidas de Siberia. Se tendrá que conformar con ir al zoo a visitar los elefantitos y los osos polares o ver los documentales de la 2 que hablan sobre los animales o simplemente bajar a su amplio sótano, donde tiene colgados los colmillos y las pieles de oso y como allí tiene su bodega real, de paso le da directamente al grifo o a la litrona de Soberano.
  El rey es el rey y yo le debo mis respetos y eso que no soy monárqico, no sé lo que soy, pero monárquico desde luego que no. Yo por encima de todo quiero y respeto a mis amigos y el Juanca, desde que fuimos juntos de safari a Äfrica, lo considero ya de mi gremio y por tanto es un amigo más. La verdad que me da pena, pues sobre el pesan tantas responsabilidades y eso desgasta tanto que no sé como puede aguantarlo. Sin ir más lejos, la más importanter es el día de nochebuena, en el que tiene que soltar el rollo real. Éste día tiene que preparar todo con esmero y para ello  se recluye voluntariamente en un centro de desintoxicación, lo hace un par de semanas antes de la fecha de autos. Y después de pasar varios delirium tremens y embotarlo a distraneurines, queda limpio como una patena. y ya dispuesto está para su discurso navideño, eso sí, sin que le enfoque la cámara le ponen delante un botellón de Soberano, para que le sirva de estimulo, terapia conductista se llama. o sea que lo que veis por televisión, en la que parece que mira hacia delante porque está leyendo, es mentira, os lo digo yo que lo sé de buena tinta, él lo que de verdad mira con fruición es al botellón. Previamente al discurso, sus enfermeros le preparan un suero, en el que van diluidos 5 kilos de distraneurine, pues acabado el discurso no veas como se agarra a la botella y acaba con una cogorza bestial, aunque primero hace que cena, el Juanca es muy educado y fino.
   Un deporte que yo practicaba con él y con los principes de Inglaterra cuando venían a visitarle, era el juego de Polo. Que deporte tan Real, todos vestidos como guiñapos pijos, subidos en un caballo andaluz y persiguiendo una linda pelotita. Que ambiente más campestre, más fresco, más verde y las flores y los pajaritos y los manteles bordados y los canapés rellenos de marisco y los pastelitos de crema y los bombones de.......
   Son tantos momentos juntos, tantas aventuras arriesgadas, tantas confidencias contadas, que eso creo un vínculo tan fuerte, tan animal, que hasta a veces temo que nos pongamos a darnos por el culo. Ahora comprendereis porque le tengo tanto cariño y porque me tiene tan preocupado, por un lado estoy hasta los cojones de él y de su reinado y por otro manifiesto que le tengo demasiado cariño y se lo tengo por ser tan añorable y a la vez tan patoso, aunque la peste que echa, es para darle de comer aparte, peste a cognac con sudor ácido, es demasiado fuerte incluso para mi. Por esta peste abuso en demasía de la colonia, le gusta embadurnarse con Chanel número cinco.
   Pero bueno es mi amigo y eso es lo que importa. Cuando éramos jóvenes me acuerdo de ir con él y su tío Alfonso,el conde de Barcelona, a recorrer los casinos. A su tio el que más le gustaba era el casino de Estoril, que bonito casino. Allí se juntaba con todos sus amigos decadentes, casi todos medio arruinados, pero eso sí, de sangre azul. Se juntaban descendientes de los Zares rusos, que por cierto siempre estaban a vueltas con el vodka, los herederos del trono de Rumanía, que estaban rascados del todo, unos primos lejanos de la reina Isabel de inglaterra, a estos el Oporto les privaba, un primo hermano del Conde de Romanones y no me toques los cojones, y diversos condes y marqueses de reinados un tanto extraños. Como la mayoría carecían de crédito por la ruina que tenían encima, los tenían muy vigilados, a su alrededor siempre había un matón del Casino. El casino les invitaba a las copas a cambio de que ellos prestaban sus apellidos y sus títulos, pero eso sí, les tenían terminantemente prohibido jugar en el casino. O sea que aquellos carcamales decadentes se aburrian hasta decir basta y de tanto aburrirse privaban como cosacos.
  Acabo de leer la prensa y veo que Juanca ha tenido que suspender su viaje a Marruecos a causa de su operación de cadera. Pobre Juanca, debe estar fatal, para pasar de ir a Marruecos e irse de cacería con su amigo Mohamed Vi y sobre todo quedarse sin provisiones de costo, pues él siempre aprovechaba los viajes al pais vecino paras traerse una buena cantidad de buen costo en las valijas diplomáticas. Debe estar fatal, el pobrecito. Antes antiguamente entre viajes, el costo se lo surtía el Ángel Cristo, el domador de leones, que cuando iba con su mierda de circo a Marruecos, les hacía comer a los leones unas buenas bolas de buen costo o se las metía por el culo y asi mataba dos pájaros de un sólo tiro, pasaba el costo para su majestad, se quedaba con una pequeña parte para trapichear y tenía asegurada la sedación de sus fieros leones y a través de su mujer, que estaba enrollada con su Majestad, le hacía la entrega de la mercancía, pero a ella le gustaba entregarsela como toca y se metía unas buenas bolas de costo en el culo y al llegar se las cagaba encima de la mesa, un buen costo culero, auténtico culero, que no se diga. No me acuerdo, ahora del nombre de ella, pero todos sabemos a quien me refiero, ahora me vino la luz, podía ser Bárbara Rey o me equivoco. Eran los derechos de pernada que tenía su majestad el Rey, por lo menos aún los tenía en aquellos tiempos no tan lejanos. Al Angelito, como era un depravado y le daba a la farlopa y tambien a cualquier cosa que se movía o cualquier cosa que tuviera un agujero, el Rey le concedía un cierto margen, le dejaba hacer mientras no levantara el polvo. Pero el Angelito era mucho Angelito y ya no le llegó con tirarse a sus atontados leones y empezó a ejercer de putero. Su presencia, junto a la de Paquirrín, se hizo imprescindible en los puti clubs de cierto renombre y además como los dos le daban como cosacos a la farlopa, el Paquirrín y el Angelito, de amigos pasaron a ser pareja de hecho y de cohecho. A partir de ahí ya fueron tres: el Paquirrín, el Angelito y una buena raya de farlopa.
   A veces al Rey cuando acababa hasta las pelotas de tanta recepción y de tanto protocolo le daba el siroco y convocaba a sus amistades peligrosas al Palacio de la Zarzuela, en concreto se metían en la cueva, digo en su bodega. En éstas fiestas además de Angelito y de Paquirrin soliá invitar a sus próximos yernos, al Urdangarín y al Marichalar, y antes que a éste le diera el pasmo. Cuando le apetecía tener música en su fiesta, llamaba a Joaquín Sabina y éste acudía presto con su guitarra en ristre. Así que allí en la bodega del palacio de la Zarzuela se juntaba una buena vasquilla de colgaos y al frente de todos, su graciosa Majestad y digo graciosa porque Juanca siempre llegaba cocido y en la mano ya traía una gran copa de su licor preferido, el inefable Soberano. Despues la fiesta iba tomando tintes dramáticos o mejor dicho esperpénticos, las rayas de farlopa se hacían encima del escudo de armas o sobre la corona para que tuvieran más solera, el soberano se bebía directamente del grifo del barril y como todos conocían las letras del Sabina, acababan juntos cantando en pelotas las últimas notas del: vivo en el número siete, calla melancolía y... A veces cuando andaba por estos lares se presentaba a media fiesta Julito Iglesias, el rey de Miami, el del tabique de platino y éste traía una farlopa directamente importada de Colombia, para eso era famoso y mafioso. A quien se les iba los ojos al verlo era al Angelito, se ponía loco sólo con verlo. El Paquirrín como a esas horas ya estaba pasado, no se enteraba de la película. Pero Julito lo rechazaba, pues él a lo que venía a España erta sólo para la juerga, de sexo ya venía servido desde Miami. por eso en el transcurrir del fiestorro, el Angelito se iba poniendo más tontito y al final acababa siempre igual o follándose una piel de oso u metiéndose por el culo un cuerno de elefante y esto dependía unicamente de lo que tuviera más a mano.

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JULIO CORTÁZAR