Cambio de táctica y de estrategia, ahora mi objetivo a largo plazo es
escribir un libro y mi táctica va a ser seguir escribiendo en el blog y
al mismo tiempo ir escribiendo el libro o sea no publicaré nada hasta
tenerlo acabado. Pero esto es una ilusión óptica, pero una ilusión al
fin y al cabo y yo soy el tío más ilusionado que vive bajo el manto de
las estrellas. Ahí está mi fortaleza, en la ilusión que me ilumina
cuando me levanto cada día y que yo no la decepciono, pues cada día es
un nuevo triunfo, una nueva conquista, un paso más hacia, quizá, hacia
la otra vida. Pues puede que sea así, no me importa si me deja
despedirme del mundo y de mis contemporáneos y eso, por supuesto que
lleva un tiempo y ese tiempo es el que pido y ruego.
Creo que me
quedan pocos deseos por cumplir, de los tres típicos deseos, los tres
los he cumplido: he plantado cantidad de árboles y de todo tipo, desde
pinos, a higueras, a manzanos, a ciruelos, a perales y alguno más. He
escrito como mínimo dos libros, que son los que caben en mis dos blogs y
aún así, quiero escribir el libro perfecto, la obra maestra, el culmen
de mi vida. Y por hijos que no quede la cosa, he tenido tres, no uno ni
dos, he tenido tres soles.
La verdad, es que no tenía claro lo de
tener hijos y no lo tenía seguramente por inseguridad, por miedo a no
ser un buen padre, a sentirme reflejado en el espejo de sus ojos, a no
ser capaz de darles seguridad y cobijo, a... La conclusión de la
crianza es que ha sido plenamente positiva y al final, aún cuando no se
ha acabado, me veo más completo, más persona, más flexible y más humano.
Claro que siempre pudo acabar mal el asunto y por poco pierdo el tren,
por muy poco pude dar un salto en el último momento y pude alcanzar el
último vagón. De todas formas me sorprende esto de la crianza, me
sorprende por maravilloso y por sacarte el niño que llevamos todos
dentro. La evolución de ellos, la niñez, los juegos de niños, sus risas,
sus ojos ilusos, sus primeros pasos, sus lloros lastimeros, su sueño
comatoso, todo forma parte de la evolución de la vida, todo. Y ésta
maravilla se llama vida y verla como se desliza delante de tú cara y ver
como crea un halo de ternura y alegría, eso ha sido la explosión de los
sentidos, la eclosión de los sentimientos y todo esto perdura y nunca,
nunca se te olvida. Quien piense que perdió el tiempo con la crianza,
pues que simplemente se joda y sólo me compadezco de sus hijos, no de él
pero si y mucho de sus hijos, pues creo que se han criado sin tener un
faro que los guíe y los ilumine, creo que se habrán criado sin cariño y
en ambiente hostil, en ambiente bélico y eso crea un vínculo y una
concepción de la vida. La vida se gana y se pelea, pero se hace con
dignidad, humanidad y mucho cariño y si simplemente se pelea con armas
de guerra, con granadas, bombas y fusiles, en su vida tendrán muchas
bajas y las bajas no distinguen, pueden ser bajas enemigas pero también
bajas amigas y el dolor se hará un hueco dentro de su alma y la vida
para ellos siempre tendrá sabor amargo.
Ahora, con el paso de los
años, veo a mis hijos y yo me pregunto si lo habré hecho bien, si la
balanza se inclina del lado positivo y día tras día, llego a la misma
conclusión: yo creo que lo hice lo mejor posible y no quiero que esto
suene a conformista, pues lo de hacerlo lo mejor posible, inclina
claramente la balanza del lado positivo. Yo estoy contento o mejor dicho
feliz, de haber tenido tres hijos y noto cada día que los lazos del
cariño y de la ternura son más fuertes. Son distintos que cuando eran
unos enanos y tú eras su dios, pero no desmerecen para nada, los lazos
de hoy en día. A mis hijos los quiero y mucho y ellos a mi y me lo dicen
todos los días y si no me dicen, se lo leo en sus ojos, en sus gestos,
en sus besos, en sus risas y en sus lloros.
Ahora han cambiado las
tornas, ya no soy su único dios verdadero y menos mal, pues es una losa
que pesa mucho, diría que demasiado. Ahora soy un tío humano, una
persona con sus virtudes y debilidades, una persona que ama a la vida y
disfruta de cada segundo y en ella lo primero que ve y quiere, son sus
hijos por encima de todo. Yo espero que ellos sean felices como yo lo
soy ahora, eso espero, pero mi miedo es que yo para llegar a ésta cima
en la que estoy, he pasado la mitad de mi vida entre deprimido y
amargado, quitando los lapsus de felicidad que tuve con mis hijos, y eso
es lo que yo no quiero, que se pasen media vida para acabar siendo
felices. Hay quien en ésta vida nunca fué feliz, ni siquiera un día,o
tan sólo un mísero segundo, eso lo sé y por eso sé, que lo que yo pido,
suena a demasiado. Pero son mis hijos del alma y tengo derecho a pedir
lo que yo quiero y quiero que sean felices desde el primero al último
día. Pura utopía, pero es lo que de verdad deseo. Desde mi cima veo como
costó llegar a ella y desde arriba animo a mis hijos para que sigan
escalando y por fin, coronen la cima, junto a mi, a mi lado. Yo les
diría al llegar: bienvenidos al paraiso terrenal, bienvenidos e
instalaros, pero no os acomodeis demasiado, pues estais en ésta cima,
pero mirad por encima de nosotros y vereis una cima más alta y esa cima
es la siguiente y si yo en una de esas cimas ya me encuentro muy
cansado, le diré a mis hijos que ellos vayan a por la siguiente, que yo
necesito descansar y que mejor sitio que desde la cima del mundo, para
morir en paz.
Así que ya me siento preparado, pero como dije antes a
un me falta parte del ajuar, me falta el tiempo para descifrar los
enigamas de mi vida y reconciliarme con las personas queridas y
disfrutar de tod lo que no pude disfrutar y eso lleva su tiempo y si no
que avisen a tiempo para devorar el tiempo a bocados y hacer una rápida
digestión...
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