LAS COSTURAS

Acabo de ver un anuncio de ofertas de vuelos y me muero por salir de ésta Isla y de los destinos ofertados sólo me atrae Asturias, mi destino pendiente. De todas formas el problema de ésta Isla, es que las ofertas son a nivel de península y ahí entra Mallorca, pero nunca entra Menorca. Menorca la isla olvidada, ésta roca en medio del mar metirráneo, ésta isla golosa como un caramelo con sus paisajes de ensueño, pero como roca a veces te atraganta y como golosa a veces te empalaga. Nada es bueno ni malo, y todo es bueno y malo a la vez, por tanto esto es lo que hay y a joderse toca.

   Cuando llego a casa despues de una guardia trabajosa y cuelgo mi cuerpo cansado del perchero que tengo en la entrada, a veces, despues de colgarlo me pongo trnscendente y entro en trance y el silencio sepuscral tiñe mi casa, y entonces, me dedico a observar mi cuerpo. Lo veo como un cuerpo vivo pero desgastado, brillante pero deslustrado, ligero pero siempre tendente a sobrepasar la línea del sobrepeso, lleno pero a la vez pinchado, armonioso pero a la vez pastoso y en definitiva, observo como es un cuerpo hecho, fuerte y poderoso, pero a la vez veo que se descose por varias costuras. Normalmente lo que hago, es que en los sitios más debilitados, voy poniendo parches como un loco, pero éstos a su vez, poco a poco se van debilitando y entonces llega a la conclusión de que debo cambiar de cuerpo. O sea cambiarlo no, pues ya no es posible, si no transformarlo y para ello tengo que revisarlo entero y buscar mis puntos débiles y por supuesto nada de parches, debo volver a coserlo entero.

   Entonces me marco a la vez varios objetivos, coser por éste dobladillo, coser por el otro, revisar las diversas cremalleras y a veces llego a la conclusión de que debería coserme la boca. Pues yo como los peces, muero por mi boca. La boca, mi boca es como cualquier boca, la diferencia está con las demás bocas, en lo que sale por ella. Aunque la boca en sí, sólo cumple órdenes superiores, es la mano de obra, y quien está detrás de ella, es la mente de un iluminado. No sé si es por ésta cuestión que se me da por escribir tan febrilmente, pues como no me fío de mi mente y tampoco de mi boca, por lo menos escribiendo no se me va tanto la pinza o eso quiero pensar yo.

   No sé, pero hoy no tengo buenas vibraciones y a mi mente acuden malos presagios. Es la teoría de la mala digestión y esta se concreta en que, si has ingerido alimentos no sanos o has devorado demasiado, después de comer tienes una sensación rara, de molestias que no dolores, de hinchazón o gases, de malestar indefinido pero malestar al fin y al cabo, y que todos estos factores sumados, te dicen que estás haciendo una mala digestión. Pues esto mismo pasa con los alimentos que van al alma, que a veces se suman varios factores y el resultado es una mala digestión dentro de tú alma. Entonces estos síntomas te producen desazones, ideas repetitivas, malestar de pensamiento, espesura y empanada mental, embotamiento y una sensación de que algo te va a ir mal.

  Sólo hay una manera de enfrentarte a ello y es coger el toro por los cuernos. No vale querer relajarte con la intención de olvidarte o de que se amortigue tú angustia y no vale también el aplazamiento, pues es un momento y es sólo ese momento, en que te puedes ver por dentro, si lo aplazas, despues se te a ido la iluminación de ese instante. Por tanto hay que entrar a trapo, eso si tratando de deshojar la margarita con suma delicadeza, el alma es tierna y sentida y si le produces daño o dolor gratuitamente, se revela y ya se cierra con su coraza de tortuga. La labor es árdua y compleja, pues se trata de desgranar y localizar las heridas aún abiertas del pasado, del presente y adivinar las venideras. Y una vez localizadas debes evaluar los daños: si son heridas superficiles o profundas, si tocan zonas banales o zonas vitales, si son extensas o pequeñas, y limpiarlas y desbridarlas. Después con la paciencia que te da la ciencia, te toca planificar su tratamiento: si debo coser in situ o que cicatrice por segunda intención, si debo usar hilo de seda más grueso o más fino, si debo tapar la herida o que se cure con el aire,etc...

  Después ya es coser y cantar. Y a medida que coses debes vigilar que no queden restos que contaminen las heridas. Pero éste proceso ya es rápido y muy gratificante, pues ya vas viendo tú nuevo cuerpo, entero y satisfecho. Y lo de cantar es conveniente en éste proceso, pues despues del repaso que te has dado, de arriba a abajo, de abajo a arriba, de babor a estribor, de los pies a la cabeza, lo más conveniente es no seguir comiéndote el coco, pues las cosas ya están claras y por eso se debe hacer con la máxima alegría y el cantar ayuda a que éste proceso se convierta en una fiesta.
  
   Y esto es lo que yo he hecho en éste preciso instante, verme en tres dimensiones y darle la vuelta a mi pellejo viejo. Y no sabeis que satisfaccíon tengo, no quepo en mí, de la angustia vital he pasado a la euforia aún más vital. No sé si es bueno pasar de un lado a otro, no lo sé, pero aseguro que pasar del lado malo al lado bueno, es cojonudo y eso es lo que yo quiero deciros, que hay que disfrutar de tús momentos buenos, y en los malos, hay que remangarse y ponerse el mono de faena y por supuesto darte unas buenas hostias. Es saludable, aparte de conveniente y si no mirarme a mí a través del reflejo de vuestra pantalla.

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JULIO CORTÁZAR