Tengo una obsesión brutal,
y la tengo desde mi nacimiento,
es más, muchas veces pienso,
que la tenía dentro del útero materno,
allí, allí mismo, junto a la placenta,
que era mi fuente de vida,
y la musa que me alimentaba.
Allí, en ese mar placentero,
germinó mi primera idea,
mi luz, mi quimera,
y gracias a ella,
pude hacerme a esa idea.
De ahí, de mi minúsculo cerebro,
surgió como un volcán.
esa obsesión embrionaria,
y una explosión espontánea,
le dió cuerpo a la idea,
y ésta, por fin,
quitó la máscara que le cubría,
y puso su cara al descubierto,
y la idea era,
era, llegar a verme nacer.
Y esa es mi obsesión primitiva,
mi karma y mi bandera,
vivir y vivir, y volver a nacer,
y vivir, para de nuevo revivir,
y vivir con tal intensidad,
y con tanta entrega,
que hasta la muerte al final,
me resulte placentera.
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