UN DÍA REVIRADO (Relato)

  Las realidades son diferentes según cada uno las cuenta, es más hasta son diferentes al describirselas unoa si mismo y en ello influyen un montón de cosas: si has dormido bien, si has tenido bronca con la parienta,si tú estado de ánimo está por los suelos o estás exultante, si por la noche te echaste un buen o mal polvo o eyaculaste precozmente, en fin, entran mil factores distintos, que hacen que las cosas las veas desde diferentes prismas.

             También influyen factores externos a ti, como puede ser el dia que hace: si hace sol o hace lluvia o si está nublado o despejado, o si es una mañana llena de incidentes:  como no saber donde tienes aparcado el coche, o si tienes una multa sobre su cristal, o si vas en bus a en tren: pues que perdiste el que te tocaba y por un motivo u otro o por todos a la vez,  ya llegas tarde al curre o sin poder desayunar o llegas atragantadote con el curasan o que te quedaste atrapado en una atasco mañanero o en el ascensor de tú casa. Aunque cada día con más frecuencia, hay que contar con el factor sorpresa, que suele venir a través del teléfono móvil, una llamda que signifique un disgusto o sin llegar a eso, que sea una contrariedad, sin más, pero lo suficiente para cogerte un cabreo de tres pares. O un mensaje o un email, vamos todo los disgustos que puede dar un móvil, que son muchos y de los más variados. Por cierto estos suelen ser por motivos familiares.

           Entonces la mañana se te va complicando como una maraña. Como estás con la cabeza en otra cosa diferente, lo que tienes que afrontar en el curre, se te pone cuesta arriba, y se te complica y resulta más dificultoso de lo habitual, y hasta lo más sencillo se te complica, y en definitiva, irás por detrás de los acontecimientos, irás, como se dice, a trancas y barrancas. Como todo se te hace una pelota y un engrudo dentro del carebro, te sientes como espeso y poco resolutivo. A  medida que pasan las horas, te vas metiendo en un callejón sin salida. Lo mejor que te puede pasar, es que la mañana pase y pase  y pase rápidamente. El resto del día es andar a trompicones, haces una cosa pendiente, pero algo siempre se te olvida, intentas hacer otra cosa nueva a ver si ésta vez aciertas y si te sale mal y te hundes más y si te sale bien es por pura casualidad, pero tú a éstas alturas ya no estás para valorar nada. Son de esos días que habría que tachar del calendario, días que no debían existir y si tienen un sólo motivo para existir, ese está hecho precisamente sólo para joderte.

            Llegada la noche, te entra el pensamiento negativo, si ya no te entró antes, y piensas que el día, no ha merecido la pena. Entonces recurres al refugio de tú cama, y te planteas dormir mucho, todo lo que puedas, y ya tú pensamiento se torna obsesivo y sólo piensas en descansar bien y lo mejor posible, para que al día siguiente puedas levantantarte de otra manera. A continuación, decides que te vas temprano a la cama y con un libro de lectura debajo del brazo. Al cabo de un buen rato, apagas la luz para dormirte placidamente y empiezas a dar vueltas y más vueltas en la cama y poco a poco te vas desesperando. Acabas encendiendo la luz de nuevo y te levantas a beber un poco de leche o agua o te tomas un yogur, algo que parezca que te va a calmar y vuelves a la cama y lees un poco más y de nuevo empiezo el ciclo: apagas y enciendes la luz un montón de veces, das vueltas y vueltas y más vueltas, hasta que empiezas a desesperarte aún más y miras el reloj y calculas que ya no vas a dormir el tiempo que querías y sigue y sigue y sigue, hasta que te cagas en todos tús muertos y en el mundo entero. Por fin llegadas las tres de la mañana, entiendes que no sólo es un mal día, también es una noche mala y que a lo mejor al dá siguiente, es cuando el maleficio deja de surtir su efecto.

     Y así es, a la mañana siguiente te levantas grogui total, ya no cansado, más bien agotado. Pero después de una buena ducha y del desayuno, te pones a pensar como te sientes y alucinas, pues a pesar del agotamiento, te notas despejado y con el ánimo levantado y todo el resto del día, ya no tiene nada que ver con el día anterior. Los asuntos difíciles te parecen más fáciles, resuelves  lo que dejaste en el tintero y de nuevo sientes que te has cargado las pilas y tús venas laten llenas de sangre y eso quiere decir que la vida ha vuelto a tí. Y así transcurre la vida de cualquier ser humano, entre los que yo me incluyo. Y así siguen los días y las noches en una cadencia de sucesiones, hasta que un día cualquiera, se vuelve a repetir ésta historia. Y ese dia la historia te vuelve a coger en pelotas y con las defensas por el suelo, pero así somos los humanoS: ilusos y tercos...

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JULIO CORTÁZAR