Refugiáme debajo de tú piel,
y escondéme entre tús labios,
arrúllame con tú voz melosa,
y desnúdame con tú boca.
Hazme el amor en la cocina,
y déjame levantarte en peso,
acarariciáme mientras puedas,
y dame en la mejilla un beso.
Dime palabras cariñosas,
y despiértame mis instintos primitivos,
déjame enloquecer con un orgasmo,
y muérdeme con la pasión que dá la fuerza.
Después brinderemos sin copas,
a la luz de la luna,
y entrecruzaremos los dedos,
para que ese momento sea perpetuo,
y para que nunca y nunca se nos olvide.

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