Aplazar, postergar, dejarlo para más adelante, esperar a mañana, mejor
lo haré otro día, son distintas palabras pero un mismo hecho, el
aplazamiento. Me he pasado media vida postergando, pero no postergando
para después resolverlo, al revés el aplazar llevaba consigo intentar
olvidarme del problema. Y si aún así, el problema volvía,cosa que no
fallaba, entonces había que hacer un sobreesfuerzo para aplazarlo
nuevamente. Al final era un desquicie, una amargura, un peso que
aumentaba con el paso de los días y se concretaba en problemas de
insomnios y depresiones. Los problemas se acumulaban de tal manera que
necesitaba para su almacén una nave industrial gigantesca. Al entrar en
ella, las pocas veces que lo intentaba con ganas, aquello era caótico,
todo estaba almacenado sin orden, sin clasificar y ordenar, en fin todo
estaba amontonado según orden de entrada o en el que me daba la gana.
Con lo cual antes de entrar en la nave ya estaba abocado al fracaso,
aquello era tal zurullo de asuntos pendientes que volvía a cerrar la
puerta, sin más. Y claro, cada vez que la volvía acerrar era una nueva
herida por dentro, era un fracaso más.Ahora, ya ha pasado demasiado tiempo y la nave se desborda por todos sus costados, pero ya entré y voy viendo y voy resolviendo, sólo que a veces me aturullo, logicamente. Repaso todo, desde mi infancia hasta la actualidad y a veces se me juntan demasiadas sensaciones a la vez, se me mezclan sensaciones de la infancia con otras que tuve hace unos años y con otras actuales, se me hace un gurruño de sensaciones. En esos momentos en que me aturullo, no soy ni capaz de escribir, pues lo que me domina es la confusión y entonces si que tengo que aplazar nuevamente, pero ahora aplazo con la condición de resolverlo en uno o dos días. De todas formas, tengo la sensación de estar escribiendo la "Historia Interminable", si resuelvo algo, aparece otra cosa pendiente y así y así y así............
Como tengo la sensación de que es mi última oportunidad, a veces le echo demasiada leña al fuego y me atranco por querer resolverlo todo de una sóla vez. Buscar el punto justo es casi una quimera, pues la línea que separa el resolver y no pasarte de querer resolver, es una línea demasiado fina y que constantemente se mueve y ondula y entonces bandeo de un lado al otro. En eso parece consistir el asunto, en bandear a un lado y volver a equilibrarte, en bandear hacia el otro y volver a resetearte. Y en eso estoy, en resetear mi disco duro y limpiarlo con esmero y estoy convencido que a partir de aquí, viviré las cosas de otra manera, pues a cada pequeña conquista le sigue una sensación nueva, una sensación de plenitud que me indica que estoy en el camino correcto.
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