Rios, valles, y montañas,dudas y pensamientos,
sueños y despertares,
luchas intestinales,
y luchas clandestinas.
Lucha de cuerpos,
y luchas mortales,
lucha desesperada,
y manos cansadas de tanta lucha,
cuerpos mutilados,
almas desgarradas,
y muertos por doquier..
La lucha de cada día,
levantarse, desayunar y bregar,
currar, comer y si cabe, pensar,
cenar y sobar,
y antes de dormir,
dar un beso de buenas noches,
y sin más, un adiós y hasta mañana.
Día a día,
y con la misma rutina,
el día y la noche, la noche y el día,
las mañanas, las tardes,
y los mediodías,
los domingos, los lunes,
el viernes y el fin de semana,
me duermo y me levanto,
y me cuesta levantarme,
meo, cago, y como,
desayuno y meriendo,
me afeito o no me afeito,
dudo y pienso,
ma lavo y me callo, sigo y sigo,
porque sino, no llego,
me siento y trabajo,
me concentro y resuelvo,
pienso de nuevo,
y así, hasta que cae el día.
Después me inhibo,
y me vuelvo autista,
no me reconozco por fuera,
y menos por dentro,
me autoexcluyo y huyo,
me tumbo y todo me retumba,
descanso como puedo,
y busco la postura,
me acomodo o me incomodo,
intento descansar de nuevo,
me cabreo porque nada sale,
me espeso y voy desapareciendo,
y así hasta que los párpados,
dejan caer su telón de acero.
Y hasta aquí llego o sea que, ¡Hasta mañana!
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