Hoy tengo una extraña sensación, esa sensación de que se te olvidó algo y
no sabes lo que es. Y el problema es que es algo importante, como si
fuera algo vital. No sé, es como si en la reconstrucción de mi
rompecabezas me hubiera quedado una pieza suelta y noto que me falta,
pero que no sé cual es. Un vacío, un pequeño vacío o uno grande, he aquí
el dilema, grande o pequeño, pequeño o grande. Y debe ser que he
dormido poco, pues estoy saliente de guardia (como digo yo, salido) que
tengo una nube en mi cabeza y cualquiera se pone a dormir con el cacho
día que hace. Aunque el día es una lucha contínua entre el sol y las
nubes, pero por fin, ha llegado algo, no sé si la primavera o el verano,
pero algo ha cambiado, algo que indica que de una vez hay un cambio
estacional.No sé si éste cambio estacional me influye, puede, pues tengo esa necesidad de resolver, no sé el qué, pero quiero resolver. Quizá sea eso, que también quiero cambiar de estación por dentro y dejar mi estado de hibernación atrás y lanzarme al vacío, a la aventura, a lo que sea. Pero lanzarme sin paracaídas, sin sopesar nada, sin valorar y analizar, sin darle vueltas, sin comerme el coco, pues estoy harto de tantas valoraciones y revaloraciones. No sé, si saliera de ésta Isla durante unos cuantos días, estoy seguro que me ayudaría a soltarme y a desmelenarme (esto lo veo más difícil, por el poco pelo que me queda, eso si, no tengo ni un sólo pelo de tonto). De momento voy a hacer los recados que tanto me gustan, los papeleos burocráticos, el banco, el otro banco y la madre que los parió a todos y a hacer la comida para mis tres fieras bípedas.
Al final, me voy con la misma sensación con que empecé el escrito, con esa desazón interior, con ese formiguillo que me corroe. Algo está pasando dentro de mí y quizá lo único que debo hacer es darle tiermpo al tiempo. Ya os contaré en que acabó la cosa.
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