MI CAMPO DE BATALLA

              Lo que no dije antes, es que yo me apunto del lado de la felicidad, me apunto y eso no quiere decir que lo consiga, pero por si acaso me apunto a este lado. Por si al estar en ese lado cae algo, por si sobra o porque alguien lo desprecie, que hay de todo en la viña del señor y yo como ave carroñera tengo que saber vivir de los desperdicios. A mi en concreto no me sobra, más bien me falta, estoy cerca pero siempre me quedo a dos pasos, como si tuviera miedo a hacerlo o como si me creara inseguridad estar en el lado ideal de todos los estados. Lo mío es un juego, me gusta ser positivo y darle una salida a todo, pero tengo miedo que la felicidad me atonte y me deje noqueado y entonces ya no me entere de nada. Porque ese es el tema, que si tú ingresas en la élite perfecta, es porque aceptas su filosofía vital y existencial y lo demás sobra, pues lo demás son migajas dentro de tu cama, molestan e incordian y te impiden conciliar el sueño.

                        
Son miedos o son precauciones o son simplemente tonterías tontas o sea gilipolleces. De todo puede ser, de todo un poco o de todo un mucho y eso es lo que tengo que saber aceptar, aceptar mi estado de ánimo y luchar por darle más caña, pero partiendo como soy yo de base. Y mi base es tirando a ser superviviente y para serlo siempre me tuve que desenvolver en campos enemigos y si no los hay, los busco o los creo. Yo lo que sé, es que no sé vivir sin guerras, sin batallas y sin que haya bajas mortales. Cada uno sabe cual es su mejor terreno y el mío es ese, un campo de batalla donde se tenga que usar tácticas y estrategias adecuadas a un objetivo claro, que es el de conseguir la victoria.

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JULIO CORTÁZAR