VIENTO DEL NORTE (Poema)

El tiempo pasa y como pasa,
 pasa, entra y a
penas se despide,
 y a veces te deja un recuerdo,
un recuerdo mal intencionado,
y del que nunca y jamás te olvidas,
 te deja un pequeño detalle,
 un pañuelo en el suelo,
 o ese beso lanzado al aire,
que por supuesto  es para tí,
o el reloj de pulsera sobre el bidé,
y en el que siempre marca las tres.

 Son días de vientos fuertes y huracanados
 de vientos lejanos y de allén de los mares,
 de vientos que arrastran presagios,
 y son vientos del norte, gélidos y frios,
son vientos del más allá del horizonte,
y que entran por la puerta entreabierta,
y se cuelan como culebras,
 por las ranuras  de las piedras.

 Son vientos de los vientos,
 vientos norteños, extraños y portentosos,
Son vientos que estiran velas
 y que las conciencias, encogen,
 Son vientos de huracanes y de galernas,
 y yo me dejo llevar por ellos,
y  vuelo a mil metros de altura,
y bajo, subo y planeo,
 y al final, siempre me arrastro por el suelo.

El tiempo es como el viento,
es sabio, ávido y liviano,
es persistente y obstinado,
es irreverente y carente de principios,
y gracias viento, gracias,
gracias por refrescarme la noche,
gracias por éste sueño placentero,
y por colmarme de buñuelos de aire,
y es que gracias a ti,
he dormido envuelto entre mis sábanas blancas,
y me he mecido con el movimiento de tús manos,
y dormi y dormí como sólo se duerme en un sueño,
y gracias viento del norte,
para ti, siempre estaré aquí,
aqui y sólo para ti, y siempre dispuesto,
viento, ya estoy preparado,
y ya tengo las maletas hechas,
y sólo necesito tú fuerza de ciclón,
para que emprendamos nuestro último viaje,
nuestro viaje al fin del mundo.

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JULIO CORTÁZAR