¡Si yo no tengo amigos!, amigos como los de antes o sea y como se decía: amigos de verdad. De los otros tengo muchos o sea amigos por momentos, amigo para ver un partido, para jugar al padel, para tomarse algo, para darse una vuelta, etc...Amigos de los de verdad yo los tuve o eso creí en sus tiempos. Ahora ya pasó el tiempo y el tiempo es un verdugo que no entiende de sentimientos, pero yo si entiendo de ellos y por eso voy a tratar de explicarme. En mi querido Vigo y donde me crié, tuve mis dos primeros amigos, amigos de los de verdad. Éramos más que hermanos, éramos uña y carne, éramos el trío de la muerte. Con uno me fui alejando o él de mi, pero años más tarde nos reencontramos y fue maravilloso volver a sentir la amistad en mis carnes. Más tarde el se fue a otro lado lejano y aún así mantuvimos el hilo comunicativo y nos veíamos de vez en cuando, quizá dos veces al año, en verano y en navidades. Daba igual el tiempo que había transcurrido, cada reencuentro era un acontecimiento y al mismo tiempo era como si nos hubiéramos visto ayer. Una sensación contradictoria que sólo se tiene cuando se quiere a alguien y vive al otro lado del mundo. Después seguimos en contacto y nos veíamos de vez en cuando, sólo que el espacio entre cada visita era más grande. Y llegó un momento en que aquello se convirtió en algo previsible y burocrático, es decir había llamadas pero menos entusiastas y más parcas de palabras y en cada visita se intuía mayor distanciamiento. Más tarde yo pasé una de mis épocas malas, que las tuve durante largos años y por tanto me descuidé en mantener el hilo que nos unía. Él por su parte hizo pequeños intentos de mantenerlo, pero fueron pequeños y yo no percibí nada, eran épocas de mi, de yo y de mi ombligo o sea portaba una coraza. Intenté explicárselo y no supe o no pude o él no quiso entenderme y poco a poco el hilo se fue deshilachándose y claro, se acabó rompiendo.
Posteriormente yo levanté la cabeza y salí del subsuelo e intenté retomar la amistad perdida y le escribí una carta, una larga carta y su respuesta fue el silencio más absoluto y entonces y por fin lo entendí: había perdido a un amigo del alma, pero lo había perdido hacía mucho tiempo y quizá estaba escrito que el final era ese, pero lo que nunca llegué a entender es que no me respondiera, aunque fuera un saludo, un hola y punto. Nada más que un hola y sobre todo después de explicarle mi racha mala y por tanto que asumía la culpabilidad de todo lo acaecido y digo de todo, aunque no fuera cierto. Pero la verdad es que lo necesitaba y ya se sabe que pasa cuando te encuentras necesitado, que eres capaza de cargar tú con todo, con tal de que la otra persona te haga caso.
Ahora ha pasado un tiempo desde esa carta y tengo la distancia necesaria para tener claro que esa amistad tan sentida, estaba rota antes de mi mala racha, mi mala racha sólo fue la última gota que se derramó, pero el vaso estaba previamente lleno. No sé el momento exacto, pero supongo que lo hubo, algún detalle o la falta de tenerlo o una metedura de pata o un desplante o una mala contestación, pueden ser tantas cosas a la vez o de una en una o puede que sólo fuera una, yo que sé, lo que sé es que desde esas, la amistad se fue al garete. Puedo tener sensaciones de momentos, de miradas raras, de gestos incómodos, de carraspeos dudosos y ahora recordándolo todo puedo ir juntando las piezas de éste rompecabezas y percibir en mi cerebro esas sensaciones que sin duda se fueron acumulando. Y quizá me equivoque pero estoy seguro que fue eso, que fue un acúmulo de pequeñas cosas.
La otra amistad fue más viva, por lo menos durante bastantes años y fue maravilloso tener esa sensación tan plena. Pero a la mínima separación que hubo, se rompió igual que rompe un vaso de cristal, en añicos. Y gran parte de la culpa fueron la mierda de las drogas y el atrape o colgadera que cogió mi amigo y también porque empezaron mis épocas bajas. depresiones oscurantistas y demás historia macabras y claro se juntaron dos almas dolidas y que no supieron expresar su dolor en aquel momento. Pero la ruptura que produce la droga es tan fuerte e intensa, que por mucho que después se intente ya no tiene remedio. La droga rompe y destroza cualquier amago de vida y eso ya no hay dios que lo repare. La droga te rompe la fibra sensible y a partir de ahí se crea un ser sin sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario