Los dos se encontraron bajo la lluvia ácida,los dos se intuyeron en los ojos del otro,
los dos se miraron con las cuencas vacías,
y los dos se perdieron por callejones sin salida.
Los dos se cruzaron con un perro en celo,
los dos saltaron vallas y charcos,
los dos juntos y cómplices,
los dos jugaron a ser como niños,
y se lo prometieron sellándolo con un beso,
y los dos se fundieron en un abrazo perfecto,
y juntos se rieron a carcajadas del miedo.
Los dos corrieron contra la dictadura del tiempo,
y los dos se fundieron en un sólo cuerpo,
los dos se buscaron bajo la piel del otro,
y los dos comprendieron que el adiós llamaba a la puerta,
y los dos se despertaron bajo el mismo lecho,
y que era la despedida de aquél instante,
los dos se miraron con las pupilas abiertas...,
pues los dos ya sabían,
que nunca más,
que nunca más, volverían a aquél día.
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