Hoy al pensar en lo que me rodea,me dí cuenta de que en realidad todo me altera.
La mínima brisa marina,
el cambio de sitio de algún objeto,
el paso de las distintas lunas,
los días de poca o intensa lluvia,
y sobre todo,
la diferente fuerza de los vientos,
todo esto,
absolutamente todo, a mi me altera.
No significa que entre en brote,
ni que vaya a cometer un asesinato,
ni eso, ni nada parecido,
pero yo por dentro noto una desazón,
noto un resquemor,
y noto como algo me sube hacia mi boca.
Y no precisamente me suben lindas mariposas,
tampoco me suben silenciosos corderillos,
lo que a mí me sube, es algo indefinido,
pero desde luego,
yo sé lo que no es,
y no es nada dulce, más bien es lo contrario,
y es que mi lengua se cubre de ácido clorhídrico,
y mi boca se transforma en un volcán en erupción,
y mis dientes acaban perdiendo el blanco de su esmalte.
Hoy al pensar en todo lo que me rodea,
me doy cuenta que yo disfruto con detalles mínimos,
disfruto con un saludo de buenos días o con un hasta luego,
con un café recién hecho o con un simple beso,
a mi todo esto, esta suma de ínfimos detalles,
esta suma de factores, que admite muchas variables,
pues a mi todo esto, me deja en paz ,
me deja en paz conmigo mismo y con el resto de los mortales.
Hoy cuando la niebla se despeje,
ya puedo tener una visión global,
y podré saber lo que hoy pretendo,
y cual va a ser mi objetivo o mi meta del día,
y cuales van a ser, también, mis pesadillas.
Hoy al cruzar la calle,
por un instante pensé en la vida,
fue un fogonazo, una visión celestial,
una iluminación total, una premonición,
un sólo y mínimo instante de alucinante claridad,
y en ese instante, en ese pequeño instante,
pude despejar todas mis incóginitas vitales,
la vida es lo que es,
no por cuestiones ajenas o divinas,
la vida es lo que es,
porque así tú lo decides y así tú lo determinas.
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