HIJOS

             
Siempre tuve la ilusión de ser padre y ahora que lo soy, ¿qué?, ¿qué pasa?. Pues que me queda apencar con ello. Ahora en serio, si me toca apencar, pero lo hago orgulloso de ello. Tampoco voy de la bola, que el que no es padre no sabe lo que se pierde, porque simplemente sólo se pierde ser padre, pero gana en otras cosas y tampoco vale lo contrario, no sabes lo bien que se vive sin tener hijos. Hoy en día no sé como se vive sin tener hijos, pero casi hasta los 40 años, si lo sabía y hubo momentos que viví cojonudamente y en otros lo pasé fatal, así que nadie me endiose el tema. Con hijos pasa igual, pero con la diferencia de que al tenerlos no llegas a tocar fondo en tú lado más negativo y si aún así llegas a las profundidades más profundas o te recuperas o te suicidas o sea, no puedes permitirte el lujo de estar mucho tiempo sumido en la lado oscuro.

                                      El tener hijos te da otras dimensiones distintas, otra manera de pensar las cosas, de activarte vitalmente y de descubrir otros sentimientos. También aumenta el peso de tú mochila, la mochila de andar por la vida, pero al mismo tiempo, tú ombligo deja de ser el único. De todas formas esto que digo, no deja de ser generalidades, pues en la viña del señor hay de todo, hay personas que con hijos o sin hijos, siguen siendo igual de egoístas y de egocéntricas y entonces, les dá exactamente igual, un gato que un perro o que un niño o que un amigo.

                                     No creo que haya fórmulas universales, pues la educación de los hijos se basan en unos principios y el que no los tiene no los tendrá nunca, pero donde se demuestran esos principios, es en el día a día y en la lucha de cada día, pues ahí es donde está el verdadero campo de batalla, en la lucha por sobrevivir, a veces y por vivir, muchas otras y no dejarte llevar por los problemas cotidianos. Y hay que pensar que por ejemplo en mi caso, esos problemas cotidianos se multiplican por tres, por cada uno de mis hijos, aparte del mío. Pero cuando uno está contento y satisfecho de si mismo y de lo que le rodea, se puede con tres y se puede con veinte. ¡He dicho!.

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JULIO CORTÁZAR