Él se escondió en una esquina de su casa y se sentó en el suelo,
abrazó sus piernas y metió la cabeza entre ellas y sintió miedo, mucho
miedo, terror y pánico. Él no sabía como llegó hasta ahí, era una
nebulosa dentro de su cabeza, quizá recordaba algo, que había salido a
la calle y que volvió a casa envuelto de sensaciones y algo se disparó
dentro de su mente, un petardo, un disparo, un fogonazo, un estallido
neuronal, porqué el sintió un disparo, sí que lo sintió y hasta vió su
luz amarilla y pálida y el sonido atronador que le acompaña y sintió una
traca, miles de neuronas que estallaban, que reventaban como globos y
después se sintió aturdido y con miedo, con mucho miedo.Y él aterrado y temblando de frío y a lo lejos se oyen el ulular de sirenas que se acercan,
y él llora y rie, rie y llora y en una secuenciá diabólica y escucha como tiran su puerta y el sonido de muchos pasos y voces, muchas voces, millones de voces, y ellos se acercan y lo enfocan con una linterna, como si fuera un animal enjaulado y le preguntan: ¿que tal, que tal se encuentra?. Él no responde, no puede, sólo expresa el pánico a través de su mirada y mira alrededor desconcertado y acierta a balbucear algo: ¿que hacen ustedes aquí?. ¡Si ésta es mi casa!. Y miedo, mucho miedo y vuelve a preguntar, ¿que ha pasado?. Y nadie le contesta.
Al final, alguien le dice compasivo, es que te encuentras mal, hijo y él mira resignado al suelo y en su rostro dibuja una mueca de dolor y duelo, de nuevo he caído en el mismo pozo, y ya no siente nada, sólo nota como lo adormecen. Y cuando despierta, se ve en la misma celda de siempre y entonces se dice a sí mismo, ¡nunca, nunca dejaré de volver!. Y mientras lo piensa, una lágrima negra se desliza por su mejilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario