Y hoy es lunes 7 de octubre y no os preocupeis que aunque tarde, os castigaré igual que todos los días. Hoy buceé en las noticias del día y no encontré nada escabroso o novedoso para comentaros, aunque aclaro que sólo leí la prensa local y eso que ésta, suele tener más sustancia para comentar, que la otra. Por la mañana me tocó tema burocrático, papeleo y ya sabeis como lo odio. Y fue en el Hospital y de paso palpé a pie de calle, el ambiente que hay en las calderas públicas o sea en las consultas médicas y la verdad es que el ambiente está que arde y bastante. Además como tuve que esperar a que me recibieran, dos horas, dos largas horas en una sala de espera, pues tuve tiempo para aburrirme, de volver a aburrirme y observar lo que se cocía a mi alrededor.Y fue productiva la larga espera, pues pude oir a cuatro personas diferentes quejándose y sobre todo por dos razones: una, que con los recortes aumentan las listas de espera y el tiempo entre citas está en 3 meses, en éste caso, que era Otorrino. Y dos, por el equipo que lleva éste sección hospitalaria, iba a decir, ésta sección de la Falange y no sé porqué, pero siempre es por algo, pues eso que lo llevan cuatro niñas tiesas, envaradas y recién estrenadas, que piensan que porque son especialistas, se tienen ganado todos los respetos de la parroquia y no entienden que para que la gente te respete, tienes que tener algo de empatía y por supuesto ser un buen profesional. Y esto lo digo, porque si la gente viene ya caliente por la tardanza de su cita, pues tú deber es explicar mejor cual es la situación y cuales son sus causas. Pero si coges y como te consideras el superespecialista de la Nasa y que sólo estás tú y después de tí sólo hay la nada, pues que va a pasar, que haces lo que te sale de los cojones y en consecuencia haces esperar más a la gente y creas retrasos de citas entre 1 o 2 horas. Y ellas piensan que por su bonita cara de niñas pijas, la gente va a esperar callada, pues no, la gente despotrica.Y todo porque son niñas peperas, que hacen que curran y en realidad hacen muy poco.
Y claro aparezco yo por el medio y le pido a la Otorrino que me tocó en la tómbola, 1 minuto de su supervalioso tiempo, pues ¿que hace la tía?, me tiene esperando 2 horas y eso que me lo temía y ya no fuí de cartilloso, fuí de excelente compañero médico e igualmente me la dió con queso. Al irme y después de conseguir el papel que necesitaba, después no antes, logicamente, no me aguanté más y le espeté con buenos modos, que yo a los compañeros o como dicen algunos a los colegas, siempre los traté de otra manera. Pues creo y muy en serio, que entre compañeros hay que respetarse y por tanto ayudarse. Yo y mi idealismo desfasado, porque una vez más me di cuenta que no hay nada en común entre los médicos, nada de nada. Bueno quizás la bata blanca y el número de colegiado y punto y pelota. Debajo de la bata de un médico hay mucho pijo disfrazado, hay mucho tontín o tontina prepotente, hay mucho gilipollas endiosado.
También hay de lo otro y menos mal, hay gente muy válida y preocupada y responsable y sencilla y natural y profesional y sobre todo normal, sí normal de normal y esa gente es la que salva todo el tinglado médico, pero que cada vez lo salva menos, pues los pijos y gilipollas se sienten apoyados politicamente por el parido gobernante. No sé si os dareis cuenta o sólo lo veo yo, pero los puestos de responsabilidad están cada vez más invadidos de niños pijos y gilipollas y lo que impera ideologicamente como criterio de funcionamiento, no es que tu trabajes bien, no señor, lo que impera es que tu hagas el paripé de que trabajas bien o sea vaciar de contenido por lo que tanto hemos luchado, por una sanidad pública para todos y que funcione. Son como vampiros de bata blanca, chupan la sangre del sistema sanitario y al final sólo dejan la carcasa o el esqueleto.
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