El tiempo, como distribuir el tiempo de cada día. Eso es como querer saber como realmente se creó el mundo, por lo menos lo es para mí. Pero bueno, eso no quiere decir que no me pase el día intentándolo, apunto por aquí y después me olvido en donde lo escribí o dejo en señal de alarma el móvil, para así acordarme y el móvil va y no suena, porque se quedó sin batería y todo el día así, intentando acordarme de las cosas. Al final del día hago balance y siempre, siempre me han quedado cosas en el tintero. Y las apunto de nuevo y en ésta libreta que sé que tengo que verla y es más la dejo al lado del ordenador, pues también sé que el ordenador sí lo toco. Y al día siguiente puedo estar escribiendo todo el día y tener al lado la libreta famosa y no acordarme de mi nota recordatoria.Es lo mismo que las contraseñas, pues hoy funciona todo con contraseñas. Y te haces con una, con la que más usas o necesitas, después las demás que vas incorporando, te acuerdas a veces, pero con el paso del tiempo se van olvidando y eso que te juras y perjuras, que esa contraseña es imposible de olvidar, porque por ejemplo es la fecha de tú cumpleaños y llegado un momento ya no sabes que era lo que nunca se tenía que olvidar o sea si era tú santo o el día en que echaste tu primer polvete o de tu primer beso, y no te acuerdas de que era la fecha cumpleañera. A mi me pasa además con los títulos de las películas, que nunca retengo su nombre y me ha pasado, pero un buen montón de veces, que me pongo a ver una película todo ilusionado, porque parece buena y yo no la había visto. A media película ya me entero, bueno me entero antes, pero aún me doy un poco más de vidilla, a ver si me suena porque ví un resumen de la peli, pero cuando las secuencias las veo antes en mi cabeza que en la película, ¡tate!, sí ya la había visto. Y me quedo jodido, pero bien jodido.
Y los aplazamientos. Las cosas que vas aplazando en el día a día. Te acuerdas de una cosa y dudas si ponerte a la faena o dejarla para después y casi siempre la dejas para después. Y después no te acuerdas de nada, aunque la sensación te queda grabada, sensación de tener algo pendiente, pero que no sabe que es. Aunque pienso que las cosas aplazadas suelen ser asuntos no muy gratos, porque sino no los aplazarías o sino te acordarías. Lo bueno,
pocas veces se olvida o sea que nuestra memoria es muy selectiva y se acuerda de lo que en el fondo tú le has dado permiso de acordarse. Y aclaro, digo en el fondo, pues no es un proceso consciente, pero sí subconciente o sea y a modo de conclusión, uno se acuerda de lo que quiere, ¿o no?.
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