EL DOLOR

             No soporto el dolor corporal y cuando me duele algo, pero cuando de verdad me duele o sea un dolor urente, agudo e incapacitante, me derrumbo como un castillo de naipes. Supongo que en el fondo no soporto ningún tipo de dolor, ni físico ni psíquico, ni moral, ni inmoral, ni legal o ilegal, incluso no soporto el dolor ajeno, en definitiva no soporto el dolor y punto. Y hoy es dolor de espalda de la zona lumbar o sea una Lumbalgia aguda y todo esto viene a cuento, por haber hecho tres guardias de 24 horas en una semana  y ya se sabe lo que hay, cama horrible y pocas horas de sueño, resultado, estoy echo una puta mierda.

El dolor dicen que es un mecanismo de aviso o de alarma de que algo no funciona o está funcionando mal, vale, esta es la explicación científica, pero la mía es distinta, el dolor es como una penitencia en vida y no es ningún preaviso de nada, sólo es una jodienda en forma de puñalada trapera. Yo al dolor le doy tolerancia cero y si pudiera lo aboliría de la faz de la tierra. Haría como el PP, aprobaría un decreto ley y por mayoría absoluta. Para mí y según mi propia experiencia, el dolor más inhumano es el de muelas, pero dicen los que lo han sufrido, que el dolor cólico nefrítico es parecido al dolor de parto y son dolores de otra esfera, dicen que cuasi inhumanos.

¿Y el dolor del alma?. El dolor del alma es un dolor profundo y desgarrador, es como si te empezaran a abrir por tus adentros y desde el ombligo hasta la boca. El dolor del alma se identifica por esa profundidad tan característica, pero también porque produce desazón y angustia y que se manifiesta con frecuencia, en forma de taquicardias y falta de aire. Abundan los suspiros y hasta dificulta el tragar normalmente y te obsequia con esa sensación torácica de opresión y estomacal, similar a haberte tragado una bola o una pelota. Aunque no puede quedar sin mencionar, el dolor de huevos, ese dolor ancestral que se irradia desde los huevos hasta el sitio desde donde los huevos descendieron embrionariamente, más o menos a la misma altura donde las mujeres tienen los ovarios y en ese momento de dolor infrahumano, te haces un hombre hermafrodita, te duelen los ovarios y al mismo tiempo los huevos.

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JULIO CORTÁZAR