Y cuando alguien te pone el tono de pobrecito de mí y que pena doy y más pena me doy y vosotros, los demás, no sabéis lo que es sufrir en realidad y de nuevo un suspirito y pobrecito de mi y de mi ombliguito. Víctimas victimísimas, y carne de cañón para los buitres e incluso para los gusanos, pero unos y otros al final, se quedan con las ganas. Pues el tema va de que nunca se mueren y sobreviven a todo, a sobredosis de drogas, a suicidios colectivos, a envenenamientos por plutonio y hasta a ataques nucleares. Ellos se quedan en el medio de 100 personas y mueren 99 y él tío cabrón va y se salva por algo, porque las 99 le sirvieron de pantalla o porque salió despedido en el momento que se derrumbaba el edificio.Así son estos elementos, porque personas no son, son elementos y no son personas de carne y hueso, porque sino ya estarían criando malvas. Pero deben tener ángel, como se dice su ángel de la guarda y que los mima y los quiere. Y la pregunta del millón, ¿ellos se lo merecen?. pues sinceramente creo que no, es más aseguro que no, pues no hay ser más egoísta sobre la tierra, un ser egocéntrico como ninguno y hasta decir basta, un ser envidioso y que si el tema se desvía y dejan de ser el centro de la tierra, saltan como panteras lastimeras y a continuación viene una retahila inaguantable, una retahila de ¡uyyysss! y me duele y me muero y me muero tres veces y así hasta conseguir la atención de todos los presentes. Y entonces ya se quedan tan tranquilos.
Y lo más curioso de todo, es que no se juntan entre ellos y así podrían hacer una comuna de quejicas o de pupitas y por tanto y más o menos se compensarían. Pero no, se cuelgan de alguien que aún tiene una raya de cerebro y le prometen el oro y el moro y que ésta vez sí, que ésta vez es la definitiva y lo juro y lo perjuro. Y en cuanto hay una mínima mejoría y están de nuevo en la puta calle, ya se olvidaron de sus pupitas y ya son los reyes del mambo y de nuevo y por desgracia, se repite el mismo ciclo. Es el mismo ciclo vital de las larvas, sí esas que se arrastran por el suelo, pero ésytas larvas se diferencian de las otras en que en cuanto se suben a un poquito de altura, hala de nuevo a chupar sangre ajena. Y todo esto lo digo con dolor y con dolor del alma, pues yo fui y durante un tiempo ya lejano, parte de esa tribu de impresentables. Menos mal que dios me dio el don de poder conservar una parte de mi cerebro o como se dice, me dio un poco de sentidiño.
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