Ahora acabo de llegar de llevar a mi hijo pequeño al pueblo de al lado y cuando iba conduciendo me acordaba de la sensación de TÚNEL, como de ir conduciendo por dentro de un túnel oscuro y sin luz al final ni hostias benditas, túnel de paredes de piedra y en éste caso de muros de pared seca, como se llaman aquí los muros construidos a base de piedra sobre piedra y sin necesidad de usar cemento. Esa sensación no es nueva, la tuve en muchos sitios, sitios alejados de las ciudades y siempre en carreteras comarcales y en donde casi no había casas. por A Costa da Morte (Galicia), era fácil tenerla, pues allí y de aquellas, era el culo del mundo y casas fuera del núcleo urbano había muy pocas, así que el túnel era casi continuo.
También en Cádiz, en la Sierra, en la preciosa Sierra de Cádiz y donde fui y por suerte muchas veces. Tengo un recuerdo especial de Zahara de la Sierra, un precioso y pequeño pueblo puesto como una guinda encima de un montículo. Sus calles estrechas, su ambiente de pueblo coqueto, la luna que siempre iluminaba el cerro, la gente, las personas, todo se rodeaba de un halo especial y envolvente. Y ese recuerdo lo tengo muy dentro y de vez en cuando surge y me inunda de ánimo.Aún me acuerdo de una noche que veníamos de vuelta de la Sierra e íbamos casi por caminos comarcales o eso me parecía y esa sensación de TÚNEL alucinante y el cielo negro y adornándose de abundantes rayos. Éste túnel tiene muchas chispas, pensé y aquello era surrealismo puro: lluvia a cubos, túnel cerrado y estrecho, cielo negro y amenazante y rayos alumbrándonos de vez en cuando, ¡que más se podía pedir a aquél decorado de película!.
Ahora tengo la ventaja de que ese TÚNEL lo tengo al lado de casa, pues en una dirección, lo tengo apenas a 1 kilómetro y después es sólo dejarse llevar por dentro del túnel y hasta ser vomitado en el pueblo de al lado. La sensación de TÚNEL no siempre es agobiante, pues a veces es liberadora y más si es un túnel sin luz y de paredes de piedras y su techo es de aire libre y al fondo y a lo lejos, se ve o se intuye, la cúpula negra del cielo. Y os juro que no me he drogado, ni siquiera me he fumado un porro, pues para alucinar yo, ahora, no necesito nada.
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