Cuidado con las películas de buenos y malos, la que nos quieren vender algunos que ahora se dicen ser buenos y porque luchan contra los malos. Y digo cuidado porque los que ahora son buenos y llegan al poder muchos se corrompen y de nuevo pasan a ser malos. Pero éste ciclo vital o ésta vuelta de tuerca, el que los buenos pasen a ser malos de nuevo, es una pérdida de años, porque en principio se hacen portavoces de una causa noble y dicen representar al pueblo y al final sólo representan a su ombligo.Después y poco a poco y ya bien instalados en los palacios presidenciales, se les empieza a ir la pinza y yo empiezan a sentirse imprescindibles. Y cuando uno se siente imprescindible sólo es capaz de mirarse reflejado y ahí, ya no representan a nada ni nadie, sólo a ellos mismos. Un somero repaso por Sudamérica con firma la existencia de éste tipo de caciques, el Evo Morales, mi amigo Nicolás Maduro, el Daniel Ortega y el Correa y alguno más que se me escapa, confirman la resurrección de éste tipo de individuos.
Suelen ser líderes sindicales que proceden de la clase baja, algunos. Otros proceden directamente del amiguismo, como Maduro. O de la guerrilla, como Ortega. Y suelen tener buena labia o verbo fácil y muy explosivo. Les une la grandilocuencia y el patriotismo verdulero, yo amo a mi patria y mis sábanas son de los colores de mi bandera y mis calzoncillos y mi chandal.
También tienen en común sus creencias religiosas, pues saben que en sus respectivos pueblos éstas creencias están muy arraigadas y ellos no están para perder votos, es más si hace falta se presiden las procesiones y se habla de milagros o visiones. En esto último es mejor iluminado es mi amigo Nicolás Maduro, ya sabéis con sus apariciones del pajarito de Hugo Chávez.
También tienen muy asumido el tema de la familia tradicional y no se molestan mucho porque el personal evolucione en temas como la homosexualidad, el aborto o la igualdad de la mujer. En esto son muy de derechas, aunque no lo digan claramente, pero les gusta acudir a misa con su familia, él al frente y su mujer sumisa y detrás de él o sea marcando quién es el que manda.
Y su discurso suena a izquierdoso, se cagan en los yanquis y en su imperialismo y en el peligro de los poderes económicos patrios y extranjeros. Pero hasta ahí es donde llegan, ahí ya se les acabó el discurso izquierdoso, bueno quitando alguna nacionalización que han llevado a cabo y después ya usan mano dura contra el pueblo y en nombre de la revolución o del poder bolivariano y que dicen que es el que representa al pueblo. También lo decían Mao Tse Tung, Stalin y otros personajillos que pulularon por el mundo.Si algo de positivo tiene todo esto, es que les salga un grano en el culo a los yanquis, pues esto está pasando en su lindo jardín sudamericano. Ya casi toda Sudamérica está en una senda de reclamar sus derechos y eso es bueno para ellos. Y si los líderes de cada uno de estos países no fuera tan egocéntrico, seguramente se podría llegar a acuerdos que harían tambalear la política imperialista. Pero qué está antes, ¿el huevo o la gallina?.
Pero hay que entender que parte de su poder se asienta en su discurso patriotero y acaban llevándose mal con el país de al lado, aparte que de tanto personalismo que rezuman a ver quien es el guapo que se pone al frente del tinglado, pues todos quieren serlo y si yo no lo soy, tú tampoco lo eres. En sus tiempos jugó un poco ese papel el Hugo Chávez, porque está claro que era más líder que el Maduro y por otro lado y gracias al petróleo podía ir comprando adhesiones de otros países vecinos. Ya veremos como acaba ésta película de los buenos y los malos.
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