EL CUADRO DE LA VIDA

La vida se podía resumir en un cuadro. Un cuadro con dos límites preestablecidos, el día del nacimiento y el día de la muerte y entre estos límites verticales hay que dibujar y pintar el cuadro, el cuadro que es tu vida. También tiene límites inferior y superior, que son los que marcan los altibajos o sea el máximo más profundo del pozo negro y el máximo del instante más alto de tu vida. El resto del cuadro es el lienzo y donde nos toca dar las pinceladas de cada día, a veces llega con una y otras veces das más de mil. El único problema está en la longitud entre los dos límites verticales, entre el nacimiento y la muerte, pues es difícil que ese cuadro te quepa en casa, en tal caso, podría ocupar el largo de una calle o de una avenida y según la intensidad de tu vida.

También y como es lógico habría días que se quedarían en blanco y no precisamente en blanco satinado, sino en blanco bruto, como brutos son los momentos malos. ¿Y los colores?, los colores también varían con el estado del ánimo. Un día puede ser de azul intenso y otro de azul más pálido. O puede ser verde y verde esperanza y porque el corazón te sale del sitio y cada latido es un tambor que te ilumina. O amarillo y amarillo chillón o amarillo pálido. Amarillo es un color intermedio o yo lo veo así y por tanto indica que en ese día estás tranquilo y sosegado. El rojo, el rojo indica pasión y sangre y ese día te comes al mundo y te lo comes en crudo y sin papas. El Negro, el negro es fácil, pues ya lo dice la frase: "no sé que pasa pero lo veo todo negro".

El blanco, pues nada muy fácil, que estas en blanco o que estás en Babia o que no te enteras de nada. Después vienen las mezclas de colores. El añil, el añil a mi me encanta y sobre todo sobre fondos de luz intensa, como los que se dan en las zonas mediterráneas. Añil y blanco de cal viva, la combinación perfecta para ensalzar a la vida. El gris es también un color muy usado y si es gris oscuro es que amenaza tormenta por fuera o por tus adentros o el gris pálido y donde hay más blanco que negro o sea que es un día amorfo y de pensamientos negros.

 El rosa es una combinación entre el blanco y el rojo y por tanto es un día en que caminas entre dos aguas, hay momentos de pasión desenfrenada (el rojo) y hay otros en que te quedas tieso como una lechuga. El marrón, ya lo dice el propio nombre, ese día te has metido en un buen marrón y punto. El lila para mi es indefinido o sea que se usa en esos días en que no te decides por nada. El azul turquesa es color de princesa y está reservado para esos días en que te crees el rey de la selva o el rey del mambo o el rey de algo. El naranja, el naranja es otro canto a la esperanza y por eso es más rojo que blanco. El morado, suena más a curas y a Iglesia y por tanto en mi cuadro apenas aparecería.

Pues nada ya tenemos el lienzo y sus límites y por tanto ya tenemos el marco del cuadro y ahora solo hay que coger los pinceles y según el día que tengamos pintaremos de un color determinado y ya sé que hay días en que todo se tuerce, pues nada se empieza por un color y se sigue por el siguiente o sea por el que toque. Y eso no lleva mucho tiempo, más tiempo lleva pensar en como te fue el día, pero después las pinceladas son cuatro minutos. Y ya está, y así tendremos el cuadro de nuestras vidas, bueno cada uno con el suyo, que no vaya ser que el pintar, al final, se convierta en una orgía judeo masónica. Yo para empezar os presto mis pinceles y podéis coger cualquiera de las fotos.

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JULIO CORTÁZAR