Y a lo tonto y a lo tonto se va pasando la mañana y ya son la 1 de la tarde. Pasa el tiempo y yo sigo con mi sensación de que me falta algo. Quizá me falte un castillo en el aire, un gran castillo labrado en las nubes y yo desde su torre más alta poder vislumbrar mis dominios y ver como curran mis plebeyos, que por supuesto sois todos vosotros mis queridos mortales. Y ver como os levantáis a rastras y con las ojeras que os llegan al suelo y que os voy a contar que ya no sepáis: Las rutinas, las rutinas de cada día. Vestirse, correr para no llegar tarde, desayunar si es que da tiempo y a currar. A currar, ¡qué bonito!.Y llegas al curro y los mismos caretos y por no decir las mismas conversaciones. Siempre hay uno que habla de fútbol, uno no, varios y todos los días con las mismas discusiones, que si el Madrid, que si el Barça, que si fue o no fue falta o penalti o libre indirecto, bueno ya se sabe toda la verborrea futbolera. También hay alguno o alguna, que le da por hablar de su marido o mujer y de sus hijos y de lo bien que se lo montan como familia. Algún detalle escabroso cuentan, pero no muchos y los cuentan porque se les escapa entre el medio de tantas bondades familiares. Estos personajes si que viven en un castillo en el aire, en un castillo dibujado en su mente y donde ella es la princesa y su marido el rey y sus niños cursis y repipis son angelitos caídos del cielo.
También hay el que presume de fin de semana, vamos el vividor del curre. Siempre tiene aventuras nuevas que contar y éste finde estuve en la India y me bañé en el Ganges y el próximo me voy a Nueva York a ver una galería de arte. Son los perdonavidas de la oficina, pues ellos van por delante y a varios kilómetros de los demás. Alguno de éste especie, últimamente se ha pasado a la moda del correr y eso les vale para dar un coñazo que no veas y también les sirve de coartada para decir que de vez en cuando se tiene que quedar en casa, pero eso sí, se han levantado a las 5 de la mañana y han corrido desde Madrid hasta Lisboa.Hay también el calladito y que trabaja poco a poco y como hace una hormiguita laboriosa. Su vida se restringe a su oscura oficina y parece que están centrados en su trabajo, pero sus antenas auditivas las tiene activas y escuchan toda la verborrea de los demás. Y no dicen nada, pero piensan y piensan que un día el jefe le dirá: "López tú si que vales y por eso te nombro jefe de la oficina" y ésta mosca callada entonces si que hablará y se vengará de los demás. Cuidado con las mosquitas que no hacen ni dicen nada, porque son máquinas acumuladoras de resentimientos. Aparte de ser ladillas del jefe, claro.
Por último están los "normales", que por suerte también los hay. Son los que van a currar pero no se dejan la vida en ello, pues su trabajo es parte de su vida pero no lo es todo. Por tanto estos señores suelen tener amistades fuera de su trabajo y no tienen esa necesidad compulsiva de tener que contar nada en el curre. Contarán algo cuando les salga de dentro y se callarán cuando les dé la real gana, son libre pensadores y en general son buena gente.
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