CONTADOR DE HISTORIAS

Yo soy en constructor o el arquitecto de mis propias historias. Yo las vivo y después las cuento, aunque a veces me las invento. En otras las exagero o las encojo y depende de lo que me interese, aunque la mayoría de las veces, no me planteo los intereses de nada, pues simplemente escribo porque me gusta contar cosas e historias. Creo que siempre tuve una especie de envidia hacia los contadores de historias y es que alucinaba con esa falta de rubor para contar sus cosas personales. Yo pensaba que si yo escribiera algo sobre mi vida más íntima a continuación me moría de la vergüenza.

Y mirarme ahora, contando todo como un libro abierto y sin miedo, sin rubor y sin vergüenza. Además solo llevo año y medio en ésta película y al principio me cortaba un poco, tampoco demasiado, pero ahora ya no hay quien me pare. Es como cuando se va cogiendo confianza con una persona, pues yo la voy cogiendo igual pero con una persona figurativa. Contar historias y dar rienda suelta a tus pensamientos, es muy liberador y es una manera de repasar tu historia.

Y cuando pienso que yo solo quería escribir un poco y ya voy por más de 2.000 historias y las que quedan en mi cabeza, pues eso, que me asusto un poco conmigo mismo. A veces no me reconozco en mi nueva faceta, pues mi proceso anterior era a la inversa, cada día me cerraba un poco más y pensaba que ya nada ni nadie me podría hacer cambiar. Pues sorpresa, sorpresa, a veces la vida te sorprende y te obsequia bonitos regalos y a mi me dio en principio, un bolígrafo y muchos folios en blanco y más tarde, un teclado de ordenador. Y ahora, sí que empiezo a creerme un poco más, que soy un buen o mal CONTADOR DE HISTORIAS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR