
Y canto, grito y lloro,
y a veces, me desespero,
y no me corto las venas,
porque mi piel es de acero,
y es que además,
mi sangre es espesa
y por ella circulan diamantes
y algunos rubíes,
y no es azul, ni es roja,
y solo está llena de piedras preciosas,
y yo soy el rey de mi mismo,
y tengo como reino a mi cuerpo,
y los pensamientos son mis vasallos,
y ellos me nutren de vida,
y a cambio, yo los mantengo contentos,
y no sé que será peor,
si ser el rey de un don nadie,
o si ser el príncipe de las tinieblas.
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