Son las 7 de la tarde y hasta ahora, me fue imposible escribir una sola letra. Hoy estaba de traslado aéreo, como le llaman pretenciosamente a ir en el puto Avión y como médico y fui a llevar un par de tíos descalabrados. Hoy tuve que llevarme dos Calamares. Los Calamares son los que están a medias, ni muy vivos ni muy muertos y mi función es casi y sin casi, el de ir de acompañante y a estos se les deja en el Aeropuerto y viene una ambulancia a buscarlos. Los Chocos si que son jodidos, los Chocos suelen salir de la UCI y van con tubos y bombas de perfusión por todos lados y esos van sedados y en coma inducido. En estos se complica mucho el traslado, pues como se desenchufen de algo, ahí va el Choco al carajo. Y lógicamente hay que acompañarlo hasta la UCI del Hospital de traslado y eso supone un total como mínimo de 6 horas.
Después hay los Calamares acojonados y que yo les llamo Chipirones. Van bien y suelen estar más sanos que malos, pero van angustiados por tener que volar, pero aclaro, que siempre están angustiados previamente, es decir, que viven envueltos en la angustia permanente. Al Chipirón hay que darle algo que los tranquilice y tengo comprobado que funciona igual un tranquilizante que una pastilla placebo o sea una pastilla que no haga nada, pero el piensa que le hace. Y a estos sobre todo hay que darles palique y hablarles de lo que sea y para que no piensen en nada. Normalmente siempre sale algo interesante, pues creo que todos los humanos tenemos algún punto interesante, bueno salvo algunos, que no hay manera de quitarles la angustia de encima, ni con verborrea, ni con pastillas variadas y ni siquiera dándoles por el culo.El Chipirón suele tener careto de pajarito y su mirada es huidiza e inquieta y tal como si continuamente buscaran, como Heidi, a su Mamá.
Pues nada que salí a las 9 de la mañana y llegué a las 2 de la tarde y como arrastraba sueño, después del papeo, me eché una hermosa y sudorosa siesta. Y ya está, unos cuantos recados más y ya me dieron las 7 de la tarde. Trabajo cumplido y supongo que con eso me tendría por dar por satisfecho, pues no señor, tenía la necesidad imperiosa de escribir algo. El mono, que le llaman. Bueno después de ésta clase magistral sobre los Cefalópodos y con todas sus variantes, doy por concluido éste escrito.
Después hay los Calamares acojonados y que yo les llamo Chipirones. Van bien y suelen estar más sanos que malos, pero van angustiados por tener que volar, pero aclaro, que siempre están angustiados previamente, es decir, que viven envueltos en la angustia permanente. Al Chipirón hay que darle algo que los tranquilice y tengo comprobado que funciona igual un tranquilizante que una pastilla placebo o sea una pastilla que no haga nada, pero el piensa que le hace. Y a estos sobre todo hay que darles palique y hablarles de lo que sea y para que no piensen en nada. Normalmente siempre sale algo interesante, pues creo que todos los humanos tenemos algún punto interesante, bueno salvo algunos, que no hay manera de quitarles la angustia de encima, ni con verborrea, ni con pastillas variadas y ni siquiera dándoles por el culo.El Chipirón suele tener careto de pajarito y su mirada es huidiza e inquieta y tal como si continuamente buscaran, como Heidi, a su Mamá.Pues nada que salí a las 9 de la mañana y llegué a las 2 de la tarde y como arrastraba sueño, después del papeo, me eché una hermosa y sudorosa siesta. Y ya está, unos cuantos recados más y ya me dieron las 7 de la tarde. Trabajo cumplido y supongo que con eso me tendría por dar por satisfecho, pues no señor, tenía la necesidad imperiosa de escribir algo. El mono, que le llaman. Bueno después de ésta clase magistral sobre los Cefalópodos y con todas sus variantes, doy por concluido éste escrito.
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