Y como pasa el tiempo. Me acabo de dar cuenta que aterricé en ésta Isla hace 10 años y que por tanto salí de mi tierra gallega hace 18 años y en dirección a Cádiz. Más bien huí de mi tierra y porque no soportaba más el aislamiento en que vivía, pues de aquellas llevaba unos años viviendo en A Costa da Morte y aquello fue muy bonito al principio y mientras descubrías sitios maravilloso. Fue un amor a primera vista, pero como son esos amores, que a medida que los vas conociendo, se te va cayendo el puto velo. Y claro, el primero y segundo año todo era precioso y además fueron dos inviernos excepcionales, llovió pero no tanto.En cambio los restantes fue empezar a llover en Septiembre y no parar hasta el mes de Junio. Pero hay que ser del todo sincero y huí de ese sitio por lo anteriormente expuesto y también porque tiran más dos tetas que dos carretas y a consecuencia de enamorarme de una bella y entrañable persona Gaditana, que después fue la madre de mis tres hijos.
Y verano, verano o sea días para poder ir a la playa y bañarte, los podías contar con los dedos de las dos manos, 10 días como mucho y dando las gracias. Y la luz eléctrica que en invierno se iba casi todos los días y durante una o dos horas. Y el pub del pueblo, pues yo vivía en un pueblo que apenas tenía 2.000 habitantes y que de noche solo había un pub abierto, lo demás eran bares que cerraban a la noche. Y un Viernes o Sábado aún había algo de variación de gente, pero el resto de la semana estaban los cuatro gatos de siempre y por tanto, siempre eran las mismas conversaciones, que versaban sobre fútbol o sobre cotilleos del pueblo.Por tanto los inviernos de cada vez se fueron tornando más duros y aburridos y yo además de aquellas no era un tío con demasiados estímulos y estaba más perdido que otra cosa, por tanto no sabía estar sólo y buscaba compañía por todos lados, pero era una compañía lastimera. Y el último año la única compañía que encontré fue la de la droga y esa ya sabemos que es una compañía muy traidora y que después siempre te pasa la factura y con creces. La maldita droga que poco a poco te iba comiendo la vida y retorciendo los sentidos.
Desde luego las condiciones eran las ideales para caer en sus manos, un tío sólo y vacío de ideas y de sentimientos y en un sitio aislado y en el culo del mundo, todo estaba puesto en bandeja para caer en sus garras. Pero bueno ahora estoy aquí, en ésta Isla perdida y en cambio y que nadie me pregunte el porqué, estoy lleno de vida, quizá sea porque antes estuve muerto o casi muerto y ahora solo estoy resucitando de mis cenizas.
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