MIERDA

Dos brazos, dos piernas, dos verdades y dos verdades universales. Una que el mundo es una mierda y la otra es que nosotros somos los que la removemos. Y no hay disculpas y que la culpa es del otro o de los gobernantes de turno, la culpa es nuestra. Yo veo cosas  que a lo mejor no ve el resto y veo campos llenos de bolsas de plástico y veo desagües ilegales y que por cierto van al mar o al río directamente. Y veo basura y veo ríos densos de tanta mierda y mares que parecen sopa con champiñones.

Y es triste y es deleznable. Y aquí no hay por favores, aquí debía haber penas de muerte y quién eche un plástico al campo que se lo coma y sin patatas fritas. Porque a éstas alturas de la película, nadie produce una pequeña bolsa de basura, genera un saco y un saco de mierda plastificada. Generamos varios mundos de mierda y esa mierda se condensa en inmensas capas de ozono y todo se nubla y todo se muere. La parte oscura de la vida es esa, la mierda que se condensa.

Pero bueno, somos ratas y nos encanta andar por las alcantarillas de la mierda. Nos gusta la oscuridad siniestra y que las moscas nos revoloteen como si fueran lindas mariposas. Nos gusta el plástico y sus derivados y para resolver o más bien para atenuar nuestra mala conciencia, nos dedicamos a reciclar la mierda. Y no sería más fácil, digo yo, dejar de fabricar mierda plastificada y así otro gallo cantaría.

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JULIO CORTÁZAR