Lo que voy a colgar a continuación son unos pequeños extractos de lo escrito en épocas vacacionales y por tanto no serán cosas muy sesudas y producto de comerse mucho el coco, más bien al revés, son pequeños flashes vacacionales o por decirlo de otra manera, son pequeños pensamientos disueltos en el calor húmedo del verano. Es como poner a las ideas en bañador y en plena playa de verano y después vas y quieres exigirles la responsabilidad de sus actos. Pues nada, que a esas ideas y pensamientos no hay que exigirles nada, solo que estén escritos.
Pero no penséis que vengo desarmado, vengo con un nuevo portátil, un portátil tipo Ferrari y no es de la manzana mordida, pero bueno está entre los de gama media a tirando a buena. El mío, el que era el mío hasta hoy, estaba dando sus últimos estertores mortíferos y el pobre ya iba más lento que el caballo del malo. Desesperadito me tenía, desesperadito y desencajadito. Bueno pues eso, que me se fue la olla y decidí equiparme a según los tiempos que nos tocan vivir, vamos que ahora voy en plan más modernillo y también más pijillo.
Ahora sí, ahora sí que toca darle a la tecla del coco y de nuevo empezar a cabalgar sobre molinos de viento y a penetrar en los túneles del tiempo y ahora me voy un rato a dar la vuelta al mundo y ahora me voy y a lo mejor ya no vuelvo. Son mis desquicies o mis paranoias indiscretas y es que tengo la obligación del intentar entrar en ellas. Y no tengo caballo y ni tengo armadura, yo voy en pelotas y a pelo seco, pero con una idea fija muy fija y es la de escribir lo que yo quiero, pero incluso para escribir lo que yo quiero, hay unos mínimos que cumplimentar y si no hay ideas y pensamientos nuevos es mejor dedicarse a otra cosa.
De todas formas yo pongo los medios necesarios para ir mejorando y si aún así no mejoro, es que es la hora de empezar a cerrar el chiringuito. Es fácil, pues sino vales, cierras y a tomar por culo el mundo. Pero ya llegará su hora y su momento y mientras tanto yo sigo aquí y ejerciendo de superviviente. Más vale una mesa y con un ordenador, que 100 cajas de de desodorante Rexona y porque el ordenador nunca te abandona y se supone que tú a él, TAMPOCO..
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Pero no penséis que vengo desarmado, vengo con un nuevo portátil, un portátil tipo Ferrari y no es de la manzana mordida, pero bueno está entre los de gama media a tirando a buena. El mío, el que era el mío hasta hoy, estaba dando sus últimos estertores mortíferos y el pobre ya iba más lento que el caballo del malo. Desesperadito me tenía, desesperadito y desencajadito. Bueno pues eso, que me se fue la olla y decidí equiparme a según los tiempos que nos tocan vivir, vamos que ahora voy en plan más modernillo y también más pijillo.Ahora sí, ahora sí que toca darle a la tecla del coco y de nuevo empezar a cabalgar sobre molinos de viento y a penetrar en los túneles del tiempo y ahora me voy un rato a dar la vuelta al mundo y ahora me voy y a lo mejor ya no vuelvo. Son mis desquicies o mis paranoias indiscretas y es que tengo la obligación del intentar entrar en ellas. Y no tengo caballo y ni tengo armadura, yo voy en pelotas y a pelo seco, pero con una idea fija muy fija y es la de escribir lo que yo quiero, pero incluso para escribir lo que yo quiero, hay unos mínimos que cumplimentar y si no hay ideas y pensamientos nuevos es mejor dedicarse a otra cosa.
De todas formas yo pongo los medios necesarios para ir mejorando y si aún así no mejoro, es que es la hora de empezar a cerrar el chiringuito. Es fácil, pues sino vales, cierras y a tomar por culo el mundo. Pero ya llegará su hora y su momento y mientras tanto yo sigo aquí y ejerciendo de superviviente. Más vale una mesa y con un ordenador, que 100 cajas de de desodorante Rexona y porque el ordenador nunca te abandona y se supone que tú a él, TAMPOCO..
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