LOS GALLOS

Ahora son las 8 de la tarde y ya se está poniendo el sol, pues éste pueblo en el que vivo al ser el punto más oriental de España, es por donde asoman los primeros rayos en España, pero también es el primero por donde se acuestan y a las 8 y media la mano negra de la noche cubre el pueblo. Hoy estoy agotado por el tute que me dí esta noche pasada y como no dormí la siesta, la consecuencia es ésta, que no puedo ni con mis huevos. La tarde hasta ahora fue dedicada a mi hijo pequeño y para preparar sus actividades invernales, fútbol y más fútbol y todo el equipamiento de portero.

Primer día de vacaciones y arrastrando los cojones por los suelos. Yo pensaba que el día 1 de septiembre iba a ser uno de los días más grandes de mi vida, pero la vida es así de cruel, parece que te concede algo y después va y te lo quita. De todas formas hoy es un día de transición hacia las verdaderas vacaciones, mañana empezaré el día con otro pie o por lo menos con otra historia.

Lo primero es descansar bien y para romper ese vicio del dormir a trozos voy a sobar hasta que el gallo cante, pero no el de las 3 de la mañana, sino el que canta a las 10. Porque los Gallos antes cantaban cuando se aproximaba la madrugada, pero ahora cantan cuando les sale de los cojones. Ellos no entienden de cambios de hora y demás estupideces que hacemos los seres humanos. Aunque la verdad, que yo tampoco. Yo si fuera Gallo me follaría a todas las gallinas del gallinero y después cantaría de alegría y eso no tiene hora, ni la tendrá nunca.

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JULIO CORTÁZAR