MEDITAR Y PENSAR

Claro que el que te sientas confuso no te sirve de disculpa. Si estás confundido haz algo para despejarte y eso es lo que yo estoy haciendo, escribiendo para ver a lo que quiero llegar. Porque debajo de esa niebla confusa siempre hay algo detrás, hay otro pensamiento a punto de de ser descubierto y que permanece oculto, pero al que hay que sacar. Porque las cosas claras y el chocolate espeso, pero no las cosas espesas y  el  chocolate claro. Las cosas espesas, tienen más peso del que quieres creer y son como una losa que llevas encima o como una cadena que no te dejan caminar.
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Hoy y como me siento espeso, pero no tanto como hace un momento, tendría que dedicarme a la meditación profunda y como hacía un compañero de trabajo que tenía, me voy a ir a un monasterio a meditar. Claro que en un monasterio tienes la herramienta para la meditación, ahora si tienes el cerebro de paja y tal como le pasaba a mi compañero, la meditación no sirve para nada. Buenos sí, para dar una imagen de tío profundo y meditabundo y eso vende y vende muy bien.

Estuve un mes en el Monasterio de los Capullos y medité. Medité que no pensé, meditar es poder quedarte meditando sobre la mosca que está volando y pensar ya es más profundo y requiere tener alguna neurona íntegra. Pensar es querer quedarte con la esencia de las cosas y por eso le das al coco y meditar es quedarte con cualquier parte de las cosas. Si uno de verdad piensa las cosas, cambiaría su forma de ser y de relacionarse con los demás, cosa que no le pasaba a mi compañero, pues a pesar de sus terapias meditabundas seguía siendo el mismo capullo que siempre había sido.

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JULIO CORTÁZAR