UN POCO DE VIDA

Son las 6 y media de la tarde y la producción del día ha sido escasa. La verdad es que no me encuentro con muchas ganas de escribir y yo se lo achaco al tiempo, el ambiente de espeso y denso se hace irrespirable, y esto no rompe en tormenta. Estoy en plena quietud intemporal, no hay viento, no hay aire, no hay nada y es como si todo estuviera en una balsa de aceite en una atmósfera cero. La nada es lo más cercano que tengo, bueno y mi cigarrillo, que ese nunca me falta.

Hoy también curro de noche y eso también me influye negativamente. Pero repito, que lo que más influye es éste calor húmedo y pegajoso, ¡si hasta a las ideas les cuesta moverse!. Éste estado me recuerda aquél naúfrago de un libro de Gabriel García Márquez, que se pasaba días y días en la quietud de los mares tropicales y como poco a poco el tío se iba desesperando tanto, que llegó a caer en las manos de la locura solitaria.

Pues a mi me está pasando igual, si hasta el ordenador está más vago que de costumbre y se queda colgado a cada minuto que pasa. Todo a mi alrededor se enlentece y claro, o yo me adapto a su ritmo caribeño o rompo con todo a hostias y patadas, que también es una posible solución momentánea. Rompo y destruyo y que le den por el culo al mundo, por lo menos a éste mundo tan calmo, tan tranquilo, tan de valium. Sólo pido un poco de marcha, un poco de sangre caliente, un poco de energía y en definitiva, un poco de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR