LA PASTA

Sigo en medio de la selva, estoy rodeado de trastos y de envoltorios y de paquetes y aún así no puedo, ni debo quejarme, porque estoy mejorando mi hogar hogareño y me cago en quién tuvo ésta idea de mejorar mi casa, que soy yo y no es el otro. Pues nada que me cago en mismo y después a ver quién me limpia el culo. Me cago en mi existencia y en el día en que nací, que creo que fue un 5 de Febrero del siglo pasado. Yo nací en pleno apogeo del Invierno y cuando se está más fundido de pasta y eso debió ser una señal que no supe interpretar a tiempo y así me fue por la vida, más arruinado que rico.

Bueno y aún así no puedo rechistar y porque siempre me desenvolví en el punto medio o sea de los que en teoría debían tener algo de pasta, pero yo tengo un gran agujero en lo bolsillo o en la buchaca, como se dice por estos lares y la pasta entraba, pero siempre salió más de la que entró. Hay quién le llama a esto, ser un despilfarrador. En realidad me importa un carajo como se le llame al tema y me preocupa más que a lo largo de mi vida, nunca supe como tapar ese agujero.

Bueno cuando me vaya para el agujero definitivo, quizá me de por enterado y porque ahí la pasta no vale de nada. Vale un poco antes, justo antes de que te entierren y así puedes pedir un bonita caja funeraria de madera noble y no de las importadas de Malasia o de por ahí cerca, unos preciosos ramos de flores y de flores auténticas y frescas y una literaria dedicatoria en la lápida, "aquí yace un tío que siempre dijo que la vida hay que disfrutarla". Y Amén y a tomar por el culo.

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JULIO CORTÁZAR