Pues ya son las 10 y media de la noche y ya puedo dar el día por concluido y con ¿final feliz?, no creo, los finales felices quedan reservados para las películas de amor y lujo y las que acaban bien, porque las que acaban mal, son de lloros y lloros y sorbiéndose los mocos. En la vida en general las cosas acaban tirando a mal, bueno todo tiene su tiempo y se te concede un intervalo de paz y de concordia, pero después lo pagas y con creces y viene el revisor del tren y como no lleves el billete en regla, te deja en la próxima estación.
Y hablando de estaciones de tren, ¿hay un sitio más romántico que una estación de tren y de las antiguas?. Yo creo que no y sobre todo para los que somos urbanitas, porque un tío de campo de campo, seguro que el cerro que está al lado de su pueblo le resulta más bonito y más romántico. Pero yo soy urbanita de medio pelo o sea que tengo mucho de avenidas y de abundante tráfico y un poco poquito de campo. Vamos que soy de barrio ciudadano periférico y de la misma frontera en tre ciudad y campo y en donde se pierde los grandes edificios y empieza el verde engañoso del campo.
Porque está claro que no es el mismo campo, el que está rodeado de pinos o de robles o de castaños, que el campo periférico que rodea las grandes ciudades. Éste campo, el ciudadano, y por mucho que me pese, suele estar lleno de basuras y las alcantarillas están al aire libre y por supuesto, desbordando su aroma celestial a cagarro y a rata podrida. Si yo nací en un sitio de estos y aunque era el pijo del barrio o eso pretendía mi madre, nunca dejé de ser un pijo del lumpen o sea un mierda más con pretensiones.
Y hablando de estaciones de tren, ¿hay un sitio más romántico que una estación de tren y de las antiguas?. Yo creo que no y sobre todo para los que somos urbanitas, porque un tío de campo de campo, seguro que el cerro que está al lado de su pueblo le resulta más bonito y más romántico. Pero yo soy urbanita de medio pelo o sea que tengo mucho de avenidas y de abundante tráfico y un poco poquito de campo. Vamos que soy de barrio ciudadano periférico y de la misma frontera en tre ciudad y campo y en donde se pierde los grandes edificios y empieza el verde engañoso del campo.
Porque está claro que no es el mismo campo, el que está rodeado de pinos o de robles o de castaños, que el campo periférico que rodea las grandes ciudades. Éste campo, el ciudadano, y por mucho que me pese, suele estar lleno de basuras y las alcantarillas están al aire libre y por supuesto, desbordando su aroma celestial a cagarro y a rata podrida. Si yo nací en un sitio de estos y aunque era el pijo del barrio o eso pretendía mi madre, nunca dejé de ser un pijo del lumpen o sea un mierda más con pretensiones.

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