LA REENCARNACIÓN

Hoy vi que desde el día 19 de Diciembre no colgaba nada en el blog y me quedé bastante perplejo con ese largo paréntesis de silencio. Bueno la verdad es que escribí unas cuantas cosas más, pero como en éstas Navidades estuve malviviendo sin internet, pues que aún las tengo que pasar a limpio y eso me jode y me jode mucho. Mi estilo se basa en escribir en puto directo y sin pensar las cosas dos veces, en crudo y al dente, que las letras rezumen sangre fresca, que las palabras huelan a recién salidas del horno.

Hay quién prefiere dorarle la píldora a las palabras y buscar la palabra más adecuada o la que más cuadre dentro del texto. Yo prefiero vomitar la idea y ya sé que eso entraña ciertos peligros, como puede ser que no te expreses adecuadamente o que podías poner más adornos y florituras al texto, pero me remito a lo dicho en un principio, yo quiero expresar la idea y que ésta no sé me escape. En el fondo, tengo miedo, tengo miedo de quedarme en blanco satinado y que las ideas vuelen de mi cabeza.

Sí tío, tú fuiste aquel capullito que escribiste en tú blog, y menudas parrafadas te echabas, y menudos rollos patateros y ahora llevas un año sin escribir nada de nada. Ese sólo pensamiento, me aterroriza y me deja ingrávido. Si ahora que le cogí el gusto al escribir, si ahora que me expreso mejor escribiendo que hablando, si ahora que disfruto como un loco, van y me quitan el caramelo, pues pasa que me pongo peor que cuando se lo quitan a un crío pequeño. Yo me veo muriendo, estando escribiendo, yo me veo dando el último soplo de vida, escribiendo y espero que sin conseguir culminar mi epitafio, que todo quede en puntos suspensivos..., en ese mismo suspense que hay entre la vida y la muerte, en ese ya volveré o en ese puede que vuelva y así...hasta la próxima reencarnación del señor Bruno.

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JULIO CORTÁZAR